La vida no se nos ofrece, es un cúmulo de constantes que progresa o declina. Otra cosa es el vivir. Avanzamos dentro de una sociedad que cerca, vigila y perpetúa su poder, abasteciéndose de la comunidad humana. El derecho a la dignidad de personas y pueblos…quedó señalado con las grandes importaciones de esclavos. Morir, es hoy en día, un suceso con cierto matiz aparatoso. Morir a cientos es noticia. Las grandes derivas de la política y del poder no se iden en logros de libertad ni de democracia, sino en fórmulas para el control y para la guerra. La semilla plantada por la dictadura de la Casa Blanca, germina entre cadáveres y estudios psicológicos sobre el deterioro de las mentes de los soldados. El peso de la balanza se inclinará por quienes, en silencio, aspiran a adquirir Poder, por encima de todos. Otras muchas acciones humanas se desarrollan entre silencios y callados esfuerzos. Aquí es donde se desarrolla el potencial de lo humano.
No me sorprendo de que las propuestas de un nuevo siglo no sean tan humanizadoras como se suponía. El ser humano también puede inventarse calendarios, cambiar el tiempo y “engañar” enmascarando verdades en favor de desconcertantes intentos de crear “colectivos dispuestos a la entrega total”. Si superponemos capítulos de la “historia del pensamiento humano” descubriremos paralelismos entre grandes genocidios, entre guerras de poder, entre intentos de exterminio en favor de un ideal integrista. En realidad, sólo cambia el la forma de actuar, el fondo se perpetúa en una clonación que inhabilita al Poder a ser potestad de todos.
Ser pesimista no es más que el fruto de una nada, pero por ello, la vida tampoco se desdeña en favor de apearse de este mundo. La náusea es constante, porque el compromiso se establece entre vida y realidad. La palabra es el gran vehículo para confrontar el pensamiento y las opiniones, frente a actitudes, claramente imperialistas.
Un comentario sobre “La cuerda floja de la existencia.”
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Admirado grekosay: Yo pienso muchas veces que todo hecho histórico de expansionismos del Poder se ha construido siempre en una deshumanización enmascarada de progreso. El Poder omnímodo del imperialismo (sea cual sea la forma ideológica con que se encubra dicho imperialismo)se basa en la inhabilitación y el exterminio de la individualidad con la careta de la integralidad como excusa. Falsa excusa. Todo Poder es antiexistencia.