La cultura de “la caña” (I): Origen presumerio y sumerio

Llega el verano, uno más de los hiper calurosos y asfixiantes veranos de este siglo XXI, y las altas temperaturas nos obligan a consumir una mayor cantidad de líquidos para saciar la sed. Entonces, cuando el sol nos quema y reseca la garganta, ¡qué placer sentimos al sentarnos en una terraza y deleitarnos con una espumante cerveza rubia o morena!. Con razón se dice que la cerveza es “el pan líquido de todos los días”. Hombres y mujeres de toda condición social, económica, cultural, credos y costumbres se adentran en los bares para tomar la refrescante “caña” de cerveza. La cultura de la “caña” de cerveza está extendida por multitud de lugares y en muchas ciudades y países conforma un elemento principal dentro de la sociedad y las relaciones personales.

La cerveza es, pues, la “espuma de la vida”. Es la cultura de “la caña con tapa” española. ¿Y a quién no le gusta ese bar de la esquina que sirve la cerveza más fresca del barrio e incluso de toda la ciudad?, ¿a quién no le gusta disfrutar de una larga conversación tomando “cañas” con los amigos y las amigas?. No es sólo un hobby o una manera de ocupar el ocio esto de la cultura de “la caña”. Es, por encima de todo y sobradamente demostrado, un aspecto cultural, una forma de entender la vida en sociedad. La “caña” de cerveza, para los aficionados a ella, es un rito, una forma de vida, una pasión que ha desarrollado toda una cultura trascendente de carácter impresionante. Y, al igual que la cultura del vino, la cultura de la cerveza es un acto de convivencia cuando se consume para disfrutar de su sabor sin tener que emborracharse.

A la pregunta de ¿cuándo comenzó la cerveza a formar parte de la vida social de los humanos? habría que remontarse a los mismos inicios de la humanidad, con sus múltiples historias y leyendas que hablan de ello. Si sabe, por investigaciones paleontológicas, que hace nada más y nada menos que 100.000 años (cuando en la Tierra vivían los neandertales y los primeros homo sapiens cromañones) los hombres primitivos, todavía itinerantes y no sedentarios, tenían por costumbre elaborar una bebida en base a masticar raíces de cereales (cebada especialmente) y frutos para desencadenar una fermentación alcohólica cuyo líquido resultante lo consumían con deleite para relajarse. Y también se ha demostrado, por estudio de los fósiles, que hombres primitivos de hace 40.000 años (a manera de Luky Lukes prehistóricos) seguían todavía con la costumbre de masticar plantas de cebada. La costumbre de “masticar” cerveza se inicia con los primeros humanos y se fue transmitiendo de generación en generación a través de los siglos.

Ahora bien, se sabe que fue en la Baja Mesopotamia (Sumeria) cuando a partir de los años 10.000 y 9.000 a. C. se comenzó a domesticar los vegetales y comienzan los hombres a hacerse sedentarios en villas y ciudades. Y la mención escrita más antigua que existe sobre la cerveza se encuentra en una tablilla de barro cocido (arcilla) escrita en sumerio y con una antigüedad que se remonta al año 4.000 a. C. En ella se habla de “una bebida obtenida por fermentación de granos” que ellos denominaron “siraku” (palabra que significa “cerveza”). En esta tablilla se revelan las diversas fórmulas de elaboración casera de cervezas cociendo pan, deshaciéndolo en migas y mezclándolo con agua. Al fermentar se producía una bebida que transformaba el espíritu de las gentes en alegre, extrovertido y feliz.

Los humanos domesticaron los cereales entre los años 10.000 y 6.000 a. C. en las zonas de Sumeria (Mesopotamia). Tanto el pan como la cerveza fueron descubiertos al mismo tiempo (aunque muchos opinan hoy que la cerveza fue incluso anterior al pan). El caso es que la cuestión diferenciadora se basa sólo en una cuestión de proporciones: si se ponía más cantidad de harina que de agua y se dejaba fermentar se obtenía el pan, pero si se ponía más cantidad de agua y menos de harina y se dejaba igualmente fermentar se obtenía la cerveza. En Mesopotamia (sumerios, acadios, babilonios y otros pueblos) aún quedan vestigios y restos de antiguas edificaciones que eran panaderías y cervecerías. Pero se sabe que, además, en otras partes del Mediterráneo y de Europa en general también se fabricaba, alternativamente, pan y cerveza.

Originalmente, la cerveza ofrecía dos ventajas básicas con respecto al pan: la primera era que permitía una repartición más abundante al ser ingredientes no muy fáciles de cultivar en un principio. Era más fácil hacer mucha cerveza con pocos granos ya que la cantidad de grano para hacer pan debería ser mayor. La segunda ventaja era que la fermentación de la cerveza producía alcohol y esto desinfectaba el agua produciendo así una bebida limpia de contaminación bacteriana.

Cuentan las historias sumerias que el nombre de “sikaru” (que significa cerveza) se impuso en honor de la diosa Ninkasi. ¿Y quién era Ninkasi?. Ninkasi era la diosa de la bebida para los sumerios. Hija de Ninhursag (diosa de la Naturaleza que creó al primer hombre y era llamada Madre o Mamá en su Templo de El Obeid) y de Enki (dios sumerio de las Aguas, la fertilidad y la sabiduría). El caso es que Enki cayó enfermo de 8 dolencias muy graves y para curarle de todas ellas, Ninhursag (que no era la esposa oficial de Enki sino su más predilecta amante) tuvo 8 hijos. Una de sus hijas fue llamada Ninkasi y curó los dolores de boca de Enki al inventar la cerveza (“siraku”). Por las tabernas del viejo Barrio de los Bazares y los Mercados de Uruk, los sumerios bebían grandes cantidades de cerveza en honor de la diosa Ninkasi. Cerveza que había llegado hasta allí procedente de los almacenes agrícolas del Barrio del Río.

Por eso, en la antigua mitología de Mesopotamia, Ninkasi fue “la Señora que llena la boca”, diosa de la elaboración de la cerveza y el alcohol, nacida de “agua dulce y brillante” que sabe sabía saciar los corazones. Ella preparaba todos los días grandes cantidades de cerveza para que la bebiesen todos los demás dioses. Los sacerdotes del Templo de El Obeid bebían también grandes cantidades de cerveza en honor de Ninkasi. Por eso, si hemos de elegir el primer lugar ya plenamente histórico donde situar el nacimiento de la cerveza (dejando a un lado el hecho de que ya se masticaba cebada miles de años antes) tenemos que señalar a El Obeid, sitio arqueológico de la Baja Mesopotámica, a 6 kilómetros de Ur de Caldea (en el actual país de Iraq) que tuvo una gran expansión cultural entre los años 4.500 y 3.500 a. C. basada en la agricultura, la ganadería y las figurillas de terracota y de cerámica de decoración policroma (muy cercana a la actual ciudad de Nasiriyya donde tantos actos de terrorismo y violencia de guerra civil se están viviendo diariamente en estos últimos meses).

La cebada se cultivaba, por lo tanto, para hacer pan pero también para producir cerveza; porque la cerveza era una bebida muy relacionada con la vida social, la religión, la medicina y la mitología en los pues los mesopotámicos. Era muy común fabricar la cerveza a partir de unas bolas de harina llamadas “beppir” que luego eran malteadas y a veces se les añadía cubiertas de miel, vino y otras frutas.

Entramos en otra pregunta. ¿De dónde viene el nombre de “caña” relacionado con la cerveza?. De la misma Sumeria. Este bebida era guardada primeramente en grandes tinajas (se sabe que existía incluso cerveza envejecida por el tiempo de un año) y luegoi se servía colectivamente en vasijas. Para beberla los hombres y mujeres (pues la cerveza era bebida par ambos géneros) utilizaban unas largas cañas que se introducían en las vasijas para beber comunalmente (aunque también la cerveza se bebía a nivel privado en los hogares). Estas cañas servían para evitar la ingestión de los residuos y los grumos que se encontraban en la superficie. En la Tumba de Dama Pubabi, situada en la ciudad de Ur de Caldea, se encontraron cañas para tomar cerveza fabricadas en oro y lapislázuli. Incluso los sumerios inventaron los brindis con cerveza en vasos especiales para ello (de ahí que ahora en las cervecerías se llamen cañas a los vasos cilíndricos donde se sirven estas bebidas).

Centenares de textos escritos en tablillas de arcilla hacen referencias a la cerveza. Por ejemplo, 2.500 a. C. se escribió la famosa epopeya sumeria de Gilgamesh. En dicho Poema (ya clásico para la Literatura Universal) se lee cómo el gigante Enkidu (primero rival y luego amigo íntimo de Gilgamesh) bebía enormes cantidades de cerveza. En el año 2.334 a. C. se data los Textos de Grisú que hablan de la elaboración de cervezas durante la Era Pre Sargón. Y también en los primeros himnos acadios se alaba a la cerveza diciendo que la Gran Sacerdotisa del Templo de la Diosa de la Luna (Enheduanna), una conocida “salzikrun” (o sea una lesbiana o “mujer hombre”) vivió rodeada de sirvientas y esclavos en un templo cercano al Golfo Pérsico dentro de un a comunidad dedicada a la ganadería, a la carnicería y, sobre todo, a la elaboración de cervezas.

Asimismo, en el Himno de Ninkasi se relata todo el proceso de fabricación de cerveza. Se sabe que la gran mayoría de todos los pasajes recogidos en el Génesis del Antiguo Testamento de los hebreos son copias fidedignas de historias y leyendas sumerias anteriores. Y la historia de Caín y Abel (que es una de estas copias) existió antes entre los sumerios. Sólo que aquí se llamaban Emesh (Verano) y Enten (Invierno) y al igual que sucedió con Caín y Abel entraron en un grave conflicto; pero, a diferencia de los hebreos, los sumerios hacen sentar a Verano e Invierno alrededor de una jarra de cerveza y dialogando mientras beben de este maravilloso líquido llegan a ponerse de acuerdo sin tener que matarse el uno al otro. Si Caín y Abel hubiesen hecho lo mismo no habría habido fratricidio entre ellos. Por cierto, si se visita el Mueso del Louvre (París), allí nos encontramos con la Piedra Azul de los sumerios, que es todo un tratado de cómo se producía la cerveza en aquellos tiempos.

La cerveza era conocida como la bebida nacional entre todos los pueblos de Mesopotamia y en el 5.000 a. C. ya existían más de 20 tipos diferentes de cervezas (“sikaru”) con el nombre genérico de “kas” (que significa “bebida embriagante”). Era la bebida común para acompañar las comidas y se bebía en las reuniones sociales, en las fiestas y hasta en los funerales mortuorios (como lo atestigua una tabilla escrita de la ciudad de Lagash). La cerveza sumeria era primero malteada y después triturada a través de una muela de piedra para obtener una harina, una masa casi líquida que luego se fermentaba y que bebían tanto las clases nobles como todo el resto del pueblo. Había muchas variantes: desde las cervezas rubias y blancas (munu) hasta las cervezas morenas y negras (titab) y la cerveza dulce (rinda kumama) pasando por las más aguadas (hiku) y las menos aguadas (iblakku). Incluso existía una cerveza especialmente fabricada para el consumo de las mujeres (que se llamaba ulusinu). Como antes dijimos se bebía en vasijas (a través de cañas) pero también en vasos individuales (que han dado nombre de caña a los que se sirven hoy en día en los bares). Había hasta 7 maneras distintas de beber y consumir cerveza, una bebida que nunca faltaba en el “Akitu” (Año Nuevo).

En fin, era tan grande y apreciado el oficio de cerveceros, que éstos estaban siempre fuertemente protegidos por policías y militares y estaban exentos de tener que hacer el servicio militar o de ir a las guerras. Había numerosas variedades en base a mezclar la cebada con miel, dátiles, higos, anís, canela y otras muchas especias y frutos y por eso cada cervecero guardaba celosamente el secreto de su fórmula personal.

Por cierto ¿sabes de dónde viene la palabra “banquete”?. Su primera raíz léxica es de origen sumerio, deriva de la palabra “kas-dena” que significaba “escanciada de la cerveza” o “lleno de cerveza”. Y es que el banquete no era tal si no estaba presidido por esta deliciosa bebida refrescante.

Tanto valor tenía el oficio de la cervecería que en el propio y famoso Código de Hammurabi (siglo VII a. C.) se reguló concienzudamente toda la producción y consumo de cerveza y en dicho Código se condenaba a morir ahogado a todo tabernero que defraudara en el precio de la cerveza.

Así que cuando te tomes este verano una “caña” de cerveza en el bar de la esquina o en tu terraza favorita piensa, por un momento, en esto que has leído. Que eso de “caña” viene de los tiempos remotos de la época de Sumeria (5.000 a. C) y se refiere tanto a la caña que usaban para beber sus cervezas como a los vasos cilíndricos que usaban para brindar con esta bebida. Salud y que sientas sumo placer al saborear tu “caña”.

5 comentarios sobre “La cultura de “la caña” (I): Origen presumerio y sumerio”

  1. ¡Que sed me está entrando!, este fin de semana creo que me pediré una cañita y brindaré en honor de la Diosa Ninkasi. Bueno, no se si pedirme una jarrita pequeña que esté bien fresquita.

    ¡Un beso!

  2. Interesante y bien documentada historia de la cerveza, amigo Diesel. Hay multitud de cosas que mencionas, de las que no tenía ni idea. Para empezar, no sabía que hace la friolera de 100000 años los hombres masticaran granos de cebada para provocar la fermentación del líquido. Por cierto ¿sabes si la “invención” de lacerveza es más antigua que la del el vino?

    Un abrazo
    Carlos

  3. Hola amigo Carlos: a tu pregunta es difícil contestar con total absolutez. Por mis investigaciones realizadas alrededor de los primeros productos alimentarios hde la Humanidad puedo señalar que tanto el pan como el vino y la cerveza parece ser que iniciarion sus industrias al mismo tiempo o por las mismas edades. También se sabe que el vino, al igual que la cerveza, ya era conocido en la prehistoria y que, desde luego, hay escritos sumerios (al igual que pasa con la cerveza y el pan) que hablan del vino (por ejemplo la misma Leyenda de Gilgamesh), pero también hay quienes han investigado a fondo y señalan que el pan y la cerveza fueron incluso anteriores al vino, al aceite y a otras especias vegetales. No se puede afirmar del todo pero parece que los productos de los cereales (entre ellos la cerveza de espalta y cebada) fueron los primeros que descubrieon los humanos como alimentos en gran escala. El vino vendría un poco, solo un poco, en fecha posterior. De todas formas debieron descubrirse muy cercanos los unos a los otros. Yo lo que puedo confirmarte es que poblaciones de neandertales y homo sapiens cromañones ya conocían los primeros atisbos de cebada cuando masticaban granos de cebada que luego aprendieron a fermentar para sacar mayor composición medicinal a la cerveza. Un fuerte abrazo, Carlos, y gracias por tu comentario.

  4. !Hola NASIA!. También brindaré yo hoy por la diosa Ninkasi con una cervecita bien fría. Por cierto, amiga, en la ciudad francesa de Lyon hay un bar que se llama precisamente Ninkasi y que sirve una verveza fresquísisma elaborada según los métodos sumerios. !Brindaré por tí, NASIA!.

  5. Muchas gracias, mi gran amigo de vorem, muchas gracias por tu brindis. Yo también brindaré por ti en cuanto llegue mi merecido fin de semana libre.

    Apuntaré ese pequeño y gran detalle, por si en uno de mis viajecillos veraniegos me paso por Lyon. Mientras tanto, creo que me tendré que conformar con la cervecerías alemanas de la “Plaza de Santa Ana” en Madrid.

    ¡Un beso!.

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