La cultura de “la caña” (IV): Roma y la cuestión de la cerveza

Giovanni Bacci, un amigo italiano de hace años, me contó un día que las zonas cerveceras más famosas de Italia son las regiones de Friuli y Veneto, en el noreste del país, junto a la frontera con Eslovenia. Imaginémonos entonces que nos encontramos
-en medio de un día caluroso- en Udine, la capital friuliana, y que estamos sentados en una terraza de la Vía Cremona, muy cerca de la Universita degli Studi. Como queremos refrescarnos pedimos una caña de cerveza Moretti, cerveza muy buena y la más famosa internacionalmente de las italianas, además de tener precio cómodo y buen sabor.

Pues bien, en nuestro repaso histórico, hablemos ahora de qué es lo que sucedió en las guerras establecidas, durante el Imperio Romano, entre los bebedores de vino y los bebedores de cerveza.

Sabemos ya que los griegos comercializaron la cerveza por todo el Mediterráneo así que es lógico pensar (como así sucedió) que muy pronto fue conocida y bebida en los dominios de Roma. Pero en el Imperio Romano ocurrió lo mismo que en Grecia: que hasta que no se generalizó su consumo la bebida fue propia de la clase llana y baja porque los nobles y aristócratas preferían el vino.

Cuando Roma obtuvo la hegemonía completa en el Mediterráneo, Ceres pasó a ser la diosa de la agricultura (correspondiendo a la Démeter de los griegos) y en su nombre surgió la palabra “cereales”. Como la cerveza se producía en base a los cereales (espalta al principio y posteriormente trigo y avena pero sobre todo cebada) a esta bebida los romanos la llamaron “cerevisium”. La “Ceres-Vid” o “La fuerza de Ceres”.

Primero era de sabor muy amargo y como esto no era muy del agrado del paladar de los romanos éstos la endulzaban con dátiles y con miel, pero el sabor tan dulzón tampoco fue muy bien recibido y entonces la amargaron un poco con ajenjo (planta aromática) produciendo así una cerveza propiamente romana.

Ocurrió entonces que la ciudad de Roma pronto comenzó a crecer en su población y llegó a ser un verdadero monstruo de gentes por sus calles. La cerveza, entonces, por su costo más barato que el vino, comenzó a consumirse en cantidades ingentes por los bajos fondos de Roma. De allí fue escalando posiciones, poco a poco, hacia las demás clases sociales, Hasta que llegó el enfrentamiento contra los bebedores de vino y los agricultores se dividieron entre los que prefería cultivar las viñas y los que preferían cultivar los cereales entre los años 60, 70, 80 y 90 del primer siglo d. JC.

Esta batalla llegó a los grandes escritores y así, por ejemplo, el historiador Publius Cornelius Tacitus (más conocido como Tácito) que era de familia senatorial y llegó a ser procónsul de Asia, en sus Anales del año 70 escribió que la cerveza era despreciable y la catalogó como vino corrupto.

Pero Plinio el Viejo (Caius Plinius Secundus) que llegó a ser almirante de la flota de Messina durante la erupción del Vesubio (año 79) donde murió, también en el año 70 y en su Historia Natural (compendio de 37 libros) se pone a favor de la cerveza y la denomina bebida muy agradable y digestiva.

El enfrentamiento fue muy fuerte entre los agricultores pero los cereales fueron ganando terreno y con ello la cerveza fue cada vez bebida más corriente y común entre los romanos, alternándose en las fiestas junto con el vino. Pero el vino seguía siendo más caro y más propio de los hombres ricos, con lo que la cerveza era mucho más del pueblo y la soldadesca.

Hasta que intervino el emperador Domiciano (Titus Flavius Domitianus) quien, en el año 92, publicó un Edicto para reconstruir la economía de Roma y dar alimento a tan ingente población. Este edicto era un desesperado esfuerzo para alimentar al monstruo poblacional de Roma y obligaba a sembrar cada vez más cereales en tierras donde se podrían producir en lugar de las viñas. Muchas vides fueron sustituidas por los cereales a partir de entonces. Este Edicto cambió el mundo de la cerveza en el Imperio al prohibir el cultivo de la vid en toda tierra que pudiera producir cereales.

Ya la cerveza había tomado carta de naturaleza y era bebida tan común entre los romanos como lo podía ser el propio vino. En todas las fiestas de los Idus (días de luna de llena que coinciden con el 15 de marzo, mayo, julio y octubre y el 13 del resto de los meses) se consumían ambas bebidas por igual. Y la cerveza aparece en todos los escritos relacionados con las fiestas romanas.

Los soldados, por ejemplo, cuando estaban en las orgías de sus campamentos, se distraían con los baños públicos, el juego de los dados y la consumición de vino y cerveza por igual. De ahí fue escalando, la cerveza, posiciones en todas las clases sociales hasta igualarse con el vino.

Como curiosidad podemos citar que Plinio el Viejo escribió que de la cerveza se hacía una espuma que servía de inmejorable cosmético para embellecer el rostro de las damas romanas y que la noche en que Nerón mandó quemar la ciudad de Roma antes había celebrado una monumental orgía entre hombres y mujeres (con prostitución y homosexualidad incluidas) donde se habían bebido miles de barriles de cerveza.

Bien, hasta aquí el capítulo IV de nuestra historia. Sigamos bebiéndonos, de manera totalmente moderada y razonable, nuestra fresquita caña en la terraza de Udine. Es de la cerveza Moretti como ya hemos citado al principio pero si alguien quiere una cerveza italiana más suave y moderada en alcohol puede tomar la llamada Peroni (también muy conocida internacionalmente por su gran calidad y bajo precio) que procede de Trivaneto (en el Veneto) o puede trasladarse con la imaginación hasta Trieste y allí probar la exquisita cerveza Theresianer (que se comenzó a fabricar nada más y nada menos que en 1766).

Hasta la próxima amigas y amigos de Vorem. De momento que sigáis gozando de un verano saludable y feliz con una caña de cerveza en la mano para brindar por la fiesta. Eso sí… de forma moderada y sana.

3 comentarios sobre “La cultura de “la caña” (IV): Roma y la cuestión de la cerveza”

  1. Amigo Diesel, acabo de leer tu interesante estudio sobre la cerveza en la sociedad romana. Como en entregas precedentes sobre la historia de esta bebida, abunda en datos muy interesantes para el lector, empezando por la etimológia de la palabra cerveza (Ceres-vid, es decir la fuerza de Ceres ¡nada menos!) que yo desconocía por completo.

    Por otro lado, me parece que ese caracter un poco plebeyo que tenía la cerveza en el mundo antíguo, ha llegado (al menos en parte) a nuestros días; ¿quien tendría la ocurrencia de pedir cerveza para acompañar la carne o el pescado en un restaurante de postín?

    En fin, confío que tu estudiio continúe con próximas entregas, dedicadas a los siglos siguientes a la caida del Imperio romano.

    Un abrazo
    Carlos

  2. Gracias por tu comentario y opiniones. En cuanto a lo que preguntaste en otra ocasión sobre qué se inventó primero, el vino o la cerveza, no se puede saber con exactitud. en una encuesta que leí hubo muchos que dijeron que el vino después del agua y otros muchos que la cerveza después del agua. pero la gran mayoría dijo que no se sabe exactamente si el vino fue anterior o lo fuie la cerveza. El caso es que, fuera de esta interrogante, el documento más antiguo que existe sobrfe la producción de un lñíquido que no se ael agua es swobre la cerveza en una taqblilla de Sumer (Mesopotamia) de hace 6.000 años. También se sabe que en el relato del Arca de Noé se lee que tanto el vino como la cerveza formaban parte de la alimentación que Noé subió a bordo. En fin. Que parece que debieron descubrirse al mismo tiempo, aunque la primera industria sea, en la historia de las civilizaciones, la cerealística… por lo que podría ser la cerveza más antigua que el vino…

  3. Gracias Diesel por tus aclaraciones. Ya veo que se trata de una cuestión bastante ardua de investigación histórica, pero por lo que me dices parece que ninguna de las dos bebidas ocupa claramente el primer lugar; en todo caso, habría que pensar que es la cerveza, por las razones que tu apuntas.

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