Espacio, corazón, durmiente herida.
Dormida la razón y la pereza que el recuerdo
anida con lazos de fiereza.
Orgullo de silencio, amalgama de traiciones,
torcidos corazones en busca de heroísmo.
Patetismo elogioso de copistas furiosos,
de sonrientes elogios al tabernáculo.
Lo indomable siempre acosa el sueño de la rosa
y lo invisible es su voz de mariposa de la noche
o cumpulsiva marea de elogios pervertidos.
Sin palabras el silencio sigue al gesto
en movimiento que acentúa su imprudencia.
La vanidad es la llama y la mentira su juego virtual,
su acentuado afán por lo notorio.
Promontorio de ignorancias elegidas,
como falsas perlas engendradas entre recortes
de un mercado de otras voces.
La herida no admite el rigor de los perdones,
ni la simulada evocación de los olvidos.
Muy bueno, Greko. Excelente texto. La herida es siempre aquello que nos hace superar eso que dices tú sobre las amalgamas de traiciones (cuanto mayor es el número de los traidores en más grande te convierten). A veces sin palabras podemos demostrar lo que en verdad somos cuando el futuro descubre los tiempos. En medio del mercado de las altas voces (aquellos que chillan para hacerse notar queriendo disminuir nuestras grandezas) una Voz suena más fuerte que todas. Sólo mira hacia arriba y sabrás a qué me refiero. Ese final de “la herida no admite el rigor de los perdones / ni la simulada evocaciónde los olvidos” me parece excelente. En realidad a cada herida que nos producen se corresponde una evocación de nuestra nobleza. Y que yo sepa se puede ser noble también hablando…
Otro aspecto que me llama la atención de tu profundo texto es lo de “elogios pervertidos” (patetismo elogioso de copistas furiosos dices un poco antes) y es así, Greko, es así muchas veces en la vida. Escribimos. ¿Para qué escribimos, Greko? Escribimos para salvarnos del círculo vicioso de las envidias. Escribimos como salvación eterna, como liberación de las dudas y, al no dudar, nos hacemos creativos creadores de nuestra propia conciencia. En las heridas “humanas” (y entrecomillo lo de “humanas” porque no lo son) es donde más nos hacen crecer quienes más nos quieren herir. Paradojas, Greko, paradojas de este caminar viviendo a pesar de que nos quisieron hacer sucumbir encerránodonos entre cuatgro paredes. Pero somos capaces de derribar los muros y vivir en el amplio espacio de las palabras.
“Dormida la razón y la pereza que el recuerdo anida con lazos de fiereza”. ¿Razón? ¿Qué clase de razón es esa que usa la fiereza como nido? He visto a muchos llevar a cabo esa clase de razón… y hasta se autoproclaman seres humanos…
Es la ironía de los recuerdos. Es la falsedad de muchos. Es la cobardía de muchos más. Lazos de fiereza con los que quieren atar la libertad que tanto proclaman con la boca llena de palabrotas. A cada palabrota recibida, a cada insulto improcedente, lo mejor es, amigo Greko, responder con una sonrisa mientras dejamos atrás el recuerdo de todos ellos.
Me fijo ahora en lo de “Orgullo de silencio, amalgama de traiciones,
torcidos corazones en busca de heroísmo”. Y me pongo a meditar lo siguiente, amigo Greko: si el orgullo necesita traicionar para convertirse en héroe lo mejor es avanzar en silencio, ajeno al “ruido de sables” de quienes se pelean por alcanzar lo inalcanzable. Para llegar lejos, mucho más lejos de lo que en principio pensamos, es necesario olvidar la “ignorancias elegidas” y en verdad que existen muchos ignorantes que han sido elegidos a través de la Historia humana. Silencio para no torcer nuestros corazones pero Palabras para convertirnos en lo que queremos ser. Esa es mi experiencia.
Muy bueno lo de “La vanidad es la llama y la mentira su juego virtual”. Si tuviésemos que contar las mentiras que se cuentan solamente por vanidad de vanidades no tendríamos suficiente con las matemáticas para encontrar el número exacto de todas ellas. Habría que echar mano, por supuesto, de algún algoritmo de esos que usan las máquinas de la Robótica. Mejor es huir de la llama y quedarnos con nuestros Grandes Sueños. Esa es también mi experiencia.
Termino meditando sobre lo de “Promontorio de ignorancias elegidas, como falsas perlas engendradas entre recortes de un mercado de otras voces”. Cierto es que en el mercado de las voces ajenas a nuestros sueños lo mejor es no entrar ni teniendo hambre.
“Durmiente herida”. Toda herida, por muy dormida que esté amigo Greko, supone, por razones humanas, una huella. Y al final dices “La herida no admite el rigor de los perdones ni la simulada evocación de los olvidos”. Aquí entramos en una contradicción o, al menos, en una paradoja. Si decimos que no admite el rigor de los perdones ¿cómo se puede entender lo de la evocación de los olvidos? Como tú bien señalas no existe jamás la simulación de nuestros dolores. O la herida nos duele de verdad o no es posible que la herida nunca se haya cerrado. A herida cerrada experiencia olvidada. Es, al menos, lo que yo aconsejo a mis lectores y, de paso, a alguna que otra lectora.
Grande…, un abrazo