La lengua de los ojos (6)

Súbitamente Ana se levantó como movida por un resorte explosivo y se lanzó corriendo hacia el mar. Tras unos segundos de incertidumbre, Alberto se dio cuenta de que aquello era una locura de Ana y salió corriendo tras ella, alcanzándola por la espalda cuando ya las aguas le llegaban a la altura de los muslos. Alberto sujetó fuertemente por la cintura a Ana mientras ésta pataleaba en el agua intentando soltarse del férreo abrazo.

– !Suéltame!. !Te odio!. !Suéltame!. !No quiero verte más!. !Ni a ti ni a nadie me entiendes!. !Suéltame!. !Quiero irme muy lejos!.
– Pero Ana razona… comprende…
– Yo no tengo nada que razonar y sólo comprendo que estoy loca por ti. Así que !suéltame o chillo pidiendo socorro!. !Te odio!. !Te odio a ti y odio a toda la humanidad!.

Todos sabían que Ana era una hembra salvaje cuando se ponía así, De modo que Alberto la abrazaba fuertemente por detrás para evitar que el cuerpo de ella se le escapase mar adentro. Entonces fue cuando las manos de Alberto comenzaron a acariciar suavemente el plano vientre de Ana que sintió un gusto enorme con las caricias de aquellas manos puestas sobre su vientre y se relajó quedándose tensamente quieta.

La luna estallaba luminosamente en el cuello de Ana. La hembra estaba hermosa de verdad. De repente, sin saber por qué, el resplandor de la luna en el cuello de Ana hizo enloquecer a Alberto y éste comenzó a besarla en el cuello, muy cerca de la yugular. Ana se veía de nuevo introducida en el éxtasis del placer, muy lejos del mundo. Alberto comenzó a morderla suavemente en la yugular. Ana lloraba de moción. Lloraba a lágrima viva.

Entonces fue cuando los descubrió Guillermo que venía a todo correr por la orilla de la playa, Él era el único que había intuído lo que estaba ocurriendo entre Alberto y Ana. Bueno el único no. También lo intuía la imaginación de la celosa Iria que estaba deseando ver cómo a Ana la pillaba Ricardo en un fuera de juego y cómo se convertía aquel jueguecito en un escándalo mayúsculo. Guillermo llegó agitado donde estaban ellos. Alberto mordiendo la yugular de Ana y Ana llorando a lágrima viva.

– !Qué estáis haciendo insensatos!.

11 comentarios sobre “La lengua de los ojos (6)”

  1. Esto se pone más jodido de lo que pensaba, sólo espero que antes de que me toque a mi, no haya una muerte inesperada, joo lo estais poniendo muy dificil pero… es cierto que rodaran cabezas. Buen texto Carolina, breve y apasionado.

  2. !como se está poniendo el asunto!. !Vaya tormenta debe estar cayendo!. !Y la que va a caer como esto siga así!. Ahora le toca el turno a Dinora… !Dios mío!… !Que esto no para no para y no para!. !Vamos Dinora, adelante preciosa, a por tu trozo!.

  3. Caray, qué poco le ha durado el enfado a la zagala. Se nota que Alberto-Drácula era un virtuoso mordiendo.

    ¿En qué se convertirá Guillermo? ¿En un Rey Arturo aceptando con gran donosura la faenita de Sir Lancelot? ¿En un monstruo sediento de la sangre de su rival?

    La respuesta la tiene Dinora.

  4. Hola Amigos ~_^

    He estado al pendiente del relato desde la primera parte y estoy admirada de lo bien que todos han planteado sus argumentos… sigo yo y no los haré esperar demasiado 😉

    Saludos!!

  5. La pregunta es: ¿Alberto sera un vampiro o sera simplemente un @#$%& orate?

    Si es lo primero, mientras no sea El Vampiro Fronterizo no hay problema… si es lo segundo, con una buena madr…golpiza se le pasa el güampirismo…>=)

  6. ¡Oh, vaya! Os dejo solos y como encuentro ya el relatito… ¡madre mía! Ese tal Alberto es el Conde Drácula.

    ¡Pero no os carguéis a los protagonistas antes de que llegue mi turno!

    Carlota, lo has puesto difícil. Veremos como nos puede sorprender Dinora.

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