– Y al primero que me traiga la flor más hermosa del mundo le daré la mano de mi hija . Ha de ser una flor especial, que desprenda un olor, un aroma y un resplandor como nunca habréis visto, solo el que consiga traerme ese raro y hermoso ejemplar podrá tomar por esposa a mi hija Lucia.
Lucia tembló al escuchar las palabras de su padre. Le había oído a Javier contarle algo sobre esa flor, era especial por su hermosura, no había otra en el mundo igual. Estaba segura de que su amado saldría ganador en ese reto, no tenía nada que temer. Contando de que la orquídea estuviera en floración.
Al terminar el evento, Marcel se acercó a su esposa apremiándola a que despidiera de una vez a los rezagados invitados que no se terminaban de marchar. Tenía que hablar seriamente del tema de la orquídea, habría que decirle al mozo elegido por él, donde se encontraba tal tesoro, no fuera que alguien se le adelantara y todos sus planes se vinieran al traste.
– Noelia querida, ¿hablarás con la persona que sabe el escondite de esa flor para decírselo a Alberto?.
– Sí, querido esposo -contestó la mujer- esta misma tarde me dirijo a su casa. Ella me contará todo, no debes preocuparte de nada…
Noelia dejó a su marido y salió en busca de Javier y Lucia a contarle los planes de su marido y lo que le había enviado hacer. No podía perder tiempo, sabía que Javier encontraría fácilmente la flor y deseaba que se casara con Lucia a pesar de lo que dijera su marido.
– Javier, he de ir a hablar con tu madre, que me diga el escondite de la flor para contárselo a Alberto, el joven con el que mi marido quiere casar a Lucia, yo sé lo mucho que os amáis y tan solo deseo vuestra felicidad, así que, ponte en camino inmediatamente, le llevarás una considerable ventaja al otro. Siendo tú el ganador a los ojos de todos no se podrá echar atrás su padre y podréis casaros quiera el o no.
– Gracias madre, eres un ángel – contestó Lucia presa de un nerviosismo tan alegre por la victoria de su amor que le salían chispas de los ojos y en cualquier momento le iba a estallar el corazón de dicha.
Sin pensárselo dos veces Javier se despidió con un cálido beso de Lucia, ella le puso alrededor del cuello una cadena de plata con su nombre para que le diera suerte…le dijo.
Encaminó sus pasos hacia su casa, debía de coger algunas viandas y agua para el camino, el lugar se encontraba un poco lejano, a unas tres horas de camino.
Debía de subir una montaña, caminar por un estrecho y peligroso sendero hasta encontrar la cueva en la que crecía la extraña y bella flor. Al poco de su marcha, se presentó en su casa Noelia. La madre de Javier y ella eran muy amigas, al conocer todo el plan que había urdido, le explicó al muchacho el lugar exacto de la cueva misteriosa.
Dejó que llegara la noche antes de decirle a Alberto donde debía dirigirse, este confiado de que nadie lo sabía se tomó su tiempo para ir en busca de la flor. Saldría bien de madrugada justo antes de despuntar los primeros rayos del sol. Seguro estaba de su victoria y de que solo el sabía el lugar exacto.
Mientras tanto Javier llegaba justo a la entrada de la cueva…….
Continuará.