El fuego siempre me resultó la energía más cercana a lo que somos. El sol es una inmensa bola que anuncia eternidad, pero que pierde importantes valores románticos. La llama olímpica anuncia el renacimiento de los valores deportivos: siempre Grecia en el origen de muchos acontecimientos. No me gusta el deporte, pero sí el hecho de exista la competencia leal y la sonotidad de muchos himnos interpretados en un único espacio vital. La llama vuelve…¡que todos seamos capaces de esperarla con mayor e inmensa paz¡