NIños con miradas ausentes, presentes
en la clase, oyentes
de expresiones de otros tiempos.
Machado también lo supo,
os vio en medio del frío,
y el tiempo, ahora que es mío,
repite la misma historia.
¿Dónde dejáis la memoria?
Se desborda la ironía al
leer filosofía de la nada y para nadie.
¡dadme la plabra y caminemos!
Los espacios se abren más allá de las paredes.
Textos, que tan sólo son papeles,
notas en el extremo de una mesa.
Mochileros enganchados al papel pautado
de una rutina inexcusable.
Estudiar no es ser culpable
de otra cosa, sino de haber venido
con la mirada ausente,siendo gente…
y poco más.
2 comentarios sobre “La mirada ausente”
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Formidable, Grekosay. Los espacios siempre están abiertos. Me gusta la manera con los que los llenas de memoria escolar…
Qué bonito eso de la mirada ausente.
Siento en tí una mirada inteligente.