Nace el tiempo: historia de la voz errante derramando pasos y miradas de color esmeralda en el espacio de los senderos del mar y del viento sobre la meseta. Hay personas que saben transformar el viento en pájaros. Sobre las flores nevadas un día soñé con dragones domésticos que me transportaban al cielo de los caminantes. Los años han pasado y ya conozco el sabor agridulce de los perplejo que es transformar muchas veces en sueño las horas sin destino. ¿Cómo encontrar el camino de regreso?. Sobre el musgo del bosque hay piedras derramadas desde los días perdidos que van en contra del tiempo. Quizás si no fuera porque existen sinónimos en las noches de los viernes retornados a la nada y juegos de escaleras con subidas y bajadas no podríamos nunca regresar… pero es posible que esa sea la razón de prestar fe a la ilusión en este siglo veintiuno tan solo de referencias, tan ajeno a los demás siglos que debemos entrar en un océano de sueños para poder interpretarlo. Es la mirada inquieta llamada Ilusión.