Rápidamente el caballero desconocido se levantó de su silla y fue a comprobar el estado en que se encontraba el agonizante Manésh.
– Este hombre está agonizando, Paúl. Ya no tiene prácticamente pulso.
Paúl se acercó al moribundo “Gadaffi”.
– !Escucha “Gadaffi”!. !Tienes, al parecer, muy pocos minutos de vida!. ¿Díme dónde está Bianca?. !A ti ya no te vale de nada intentar poseerla porque estás prácticamente muerto!.
– !!!Ja… más…!!!. !!!Ja… más… se… rá… tu… ya…!!!. !!!Ja… ja… ja…!!!.
– !Te equivocas, mamarracho!. !Encontraré a Bianca!.
– !!!No… nun… ca…!!!. !!!Nun… ca… po…drás… en… con… trar… la…!!!.
– !Pues yo te prometo, y mis promesas son ley, que esta misma noche la voy a encontrar!.
Anwar El Farouki Bin Abdallah dio su último estertor de vida.
– Es imposible, Paúl, ha muerto…
– ¿Qué es lo que ha bebido?.
– Algo que también había echado en tu café. !Comprendiste perfectamente las señales que te enviaba con la mirada!. De haber bebido un sólo trago tú serías el muerto en lugar de él.
– ¿Quién es usted?.
– Soy de profesión doctor en medicina y pueso asegurarte que este hombre que está aquí muerto ha bebido un cóctel de venenos -dicho ésto el caballero desconocido se levantó y observó la taza de té mientras Paúl también se erguía y se situaba a su altura.
– Por las señales que intuyo, “Gadaffi” ha bebido una mezcla de anhídrido arsénico más cicuta y un veneno fuertemente violento de la llamada cobra de anteojos. El resultado ha sido fulminante. !Verdaderamente estaba loco!.
– Pero usted quién es y qué tiene que ver con todo este asunto…
– Ya te he dicho que soy doctor en medicina. Me llamo Armando. Armando Álvarez y soy el verdadero padre de Lina.
– ¿Lina?. ¿Quién es Lina?. Yo sólo estoy interesado en encontrar a Bianca.
– Espera, Paúl, espera. Ha llegado la hora de contarte todo… así que descorchemos una botella de champán y bebamos juntos. Tengo muchas cosas interesantes que contarte. Después tendrás mucho tiempo, y en eso espero que te ayude Dios, para encontrar a tu Bianca.
– No tengo tiempo… no tengo tiempo…
– Espera. Bebamos y charlemos sólo unos minutos.
– De acuerdo.
Don Armando Álvarez tomó una botella de champán que se encontraba dentro de un cubo con trozos de hielo para mantenerla fresca, cogió dos copas de cristal y escanció en ambas el líquido. Después los dos se sentaron frente a frente y brindaron; aunque Paúl no estaba de humor para brindis…
– Precisamente de Bianca es lo primero que quiero hablarte. Yo me llamo, te repito, Armando Álvarez y Bianca no se llama Bianca sino Lina… ¿comprendes ahora?… ella se llama exctamente Lina Álvarez Basurto y es ecuatoriana como yo y su madre. Se tuvo que autollamarse Bianca para hacerse pasar por italiana y salvarse así del acoso de quienes sentían deseos de conocerla verdaderamente. Se hizo pasar por italiana para que nadie de los que la codiciaban lograsen hallar su dirección.
Paíl quedó sorprendido pero no nervioso…
– No importa. Yo no sabía que se llamaba Lina. Bien. Yo tampoco me llamo Pául.
– ¿Cómo es eso de que no te llamas Paúl?.
Ahora el sorprendido era el doctor Álvarez.
– Mi verdadero nombre solo lo sabe Bianca… quiero decir Lina…
-¿Y cuál es tu verdadero nombre si puedo saberlo?.
– Como usted es el verdadero padre de Lina se lo diré. Yo me llamo verdaderamente José. José Uribe Del Real.
El doctor Álvarez no comprendía bien del todo.
– ¿Por qué cambiaste tu nombre?.
– Para despistar…
– ¿A quién?.
– A los falsos amigos como Peter.
– Sobre Peter te hablaré dentro de unos minutos pero antes deseo que sepas lo ocurrido hace cinco meses…
– ¿Tiene que ver con Lina?.
– Indirectamente sí. Me estoy refiriendo al multimillonario desfalco ocurrido en el Morgan Bank. Sólo escucha. Déjame que te cuente todas la historia de un tirón.
José guardó completo silencio…
– Tanto mi hija Lina como yo trabajábamos juntos en el Morgan Bank. Ella era la Secretaria del Director General, un hombre honesto cuyo nombre no es necesario citar, y yo estaba trabajando en los Servicios Médicos de dicho Banco. El accionista mayoritario de esta entidad era un egipcio llamado Anwar El Faouki Bin Abdallah… un egipcio simpatizante de los talibanes y Bin Laden… pero que tenía muy oculto ese tema. Yo lo sabía porque un día, completamente borracho como solía estar, me lo confesó sin tapujos. Tiene interés el asunto y eso lo dejo para el final. El caso es que también trabaja en el Morgan Bank la humanoide Quina, que era la famosa Dama Negra o Gran Señora de la Muerte. La Tesorera del Banco era otra humanoide conocida como Morgana y solía representar al Morgan Bank en todas sus operaciones financieras. Los tres (“Gadaffi”, “Quina” y “Morgana”) llevaron a cabo el multimillonario desfalco sin que se enterase el Director General.
El doctor Álvarez tomó un trago de champán y siguió con su monólogo…
– Una vez cometido el desfalco Gadaffi nos raptó a mi hija y a mí. A mi hija Lina la encerró en algún lugar secreto que yo no conzoco…
– !Por eso es necesario que yo la encuentre!.
– Espera. Hay bastante más…
– !Dése prisa que el tiempo corre!.
– Al Plan que concibieron para realizar el desfalco lo llamaron “Riesgo Calculado” como la famosa obra de Neville y todo el dinero los desviaron desde el Morgan Bank hasta el Commerzbank alemán; exactamente a su sucursal de Braunau, el pueblo austríaco donde nació Adolf Hitler…
– ¿Es que los neonazis están dentro del asunto?.
– Claro que sí… pero espera… todavía hay más…
– Siga, siga. Me parece muy interesante el tema.
– “Gadaffi”, o sea Manésh, no era el Jefe de todo el Eje del Mal. El Jefe de todo esto es el actual campeón mundial de boxeo de los pesos pesados llamado Emilian Emilianov; un ruso de nacimiento que está actualmente erradicado en Corea del Norte. Desde allí domina las mentes de ciertas sectas de budistas, moones y bahais para sus diabólicos planes. !Desea dominar el mundo!. !Y sabe que para eso era necesario satisfacer sus deseos sexuales con Lina!. Se casó con Quina creyendo que era Lina. En ese sentido le engañó hábilmente Manésh… pues ya sabes que entre ellos se engañan los unos a los otros. Fue por eso por lo que la verdadera Lina cambió su nombre por Bianca.
– ¿Y qué pasa con el tal Emilian Emilianov?.
– Qué es quien maneja el multimillonario monto de dólares con los que un tal Kawus Vadat, un iraní bahai sin escrúpulos y un sabio totalmente enloquecido, fabrica las piezas de los humanoides masculinos y femeninos.
– ¿Dónde vive ese tal Kawus Vadat?.
– Junto con Emilian Emilianov, en la ciudad de Pyongyang.
– Bueno… ¿ya acabó?.
– Si. Ese asunto está totalmente explicado.
– ¿Pero cómo fue que Lina me enviase aquella carta al The King’s Cottage?.
– Quien entregó aquella carta en tu hotel fue tu amigo Peter.
– Bueno. Mi ex amigo querrá usted decir…
– Bien. Tu ex amigo quiero decir…
– Siga…
– El asunto es que tan eufóricos estaban todos aquí, en el Salón Tesauro, que bebieron tantísimo alcohol que quedaron completamente borrachos y perdieron la consciencia cayendo irremediablemente al suelo. Yo, que tenía sólo libertad de movimientos por el interior de la casa, aproveché que Judas “Te Zero” dormía la mona, como vulgarmente se dice en España, y apartando la tranca de la puerta salí al exterior de este caserón.
Paúl estaba completamente recordando el juvenil y bello rostro de Bianca que resultaba llamarse realmente Lina…
-¿Me estás siguiendo, Paúl?.
– Perfectamente.
– Es que te veo absorto…
– Sí. No puedo evitarlo. Pero estoy escuchando toda la historia completa sin perder detalle alguno.
– ¿Cómo puedes hacer tal cosa?.
– No lo sé. Sólo que lo hago desde que tengo uso de razón.
– ¿Sigo?.
– Siga.
– Para saltar la valla de los tres metros de altura busqué una escalera que estaba en un rincón del jardín, en la parte trasera del caserón… y con ella subí a lo alto de la tapia. Sujeté fuertemente la escalera y la pasé al lado de la calle; bajé a la acera y, con la escalera al hombro me fuí directamnte, ya que tenía muy poco tiempo de margen, en un autobús, hacía la dirección de Peter Smith Thompson.
– ¿No le prohibieron subir con la escalera al autobús?.
– Compré el silencio del conductor con un billete de cien pavos…
Paúl sonrió. Él recordaba lo del billete de cien pavos que tuvo que dar al taxista…
– Siga, siga. Me parece muy interesante.
– Una vez en casa del famoso beisbolista Peter, escribí la carta.
– Pero la letra era perfectamente la de Bianca… quiero decir Lina…
– Sí. Es que yo sé copiar su letra sin ninguna clase de fallos. Para eso soy su padre. Es un juego que hacíamos desde que ella era una niña. Yo soy capaz de imitar su letra y ella es capaz de imitar la mía. ¿Qué te parece?.
– Un juego muy entretenido. Pero ¿cómo logró Peter saber en qué hotel estaba yo residiendo?.
– Muy fácil. Llamó a todos los hoteles de la ciudad. Así fue cómo supo que estabas en el The King’s Cottage. Pero déjame terminar… una vez acabado todo me dirigí de nuevo al Salón Tesauro y eso me costçó otros cien pavos par comprar el silencio de otro conductor de autobuses pero como dice mi esposa “que sufra el dinero pero no la persona”.
– !Jajaja! -rió José- perpo, pr favor, continúe que tengo mucha prisa…
– Calma, José, calma… tienes que saberlo todo…
– ¡Por qué?. ¿a mí sólo me interesa Bianca… quiero decir Lina?.
– Porque a trvés de ti podemos enlazar varios puntos muy interesantes para la Interpol.
– Siga y déjese ahora de historias paralelas..
– Bien. sigo. Para entrar en este Salón realicé la operación contraria, dejé la escalera en su lugar, pasé al interior, cerré de nuevo con la tranca y me metí en mi habitación haciéndome el dormido. Cuando todos despertaron no supieron nada de lo que había ocurrido.
– Si. Muy inteligente el plan… pero ¿cómo supo usted que yo no esperaría una semana para recibir noticias de su hija?.
– Muy fácil. Cuestión de psicología. Como mi hija Lina me ha contado miles de anécdotas vividas contigo yo sabía perfectamente cómo ibas a reaccionar. Era jugarlo todo a cara o cruz… pero estaba seguro de que saldría cara…
– ¿Qué quiere decir con eso de cara?.
– Que, conociendo tanto tu forma de reaccionar, no tardaría ni un solo minuto en que decidieras no esperar una semana y acudir urgentemente a este Salón Tesauro para buscarla. Pero quiero contarte más detalles importantes…