La puerta permanecía siempre herméticamente cerrada. Todos hablaban de ella…

– ¿Qué tendrá escondido detrás de esa puerta Benito Juliano Sáez?.
– Seguro que tiene el cadáver de su esposa.
– Yo creo que lo que hay detrás de esa puerta es un tesoro de monedas.
– Yo opino que lo que hay detrás de esa puerta es una gran cantidad de libros.
– Pues a mí me parece que detrás de esa puerta debe tener a su amante escondida.

Por fin, un día, con permiso de la autoridad pertinente y ante el enojo de Benito Juliano Sáez, que se desgañitaba en balde, se abrió la puerta…

No había absolutamente nada.