Ella dijo:
-Un día de estos voy a quemar todos tus libros. Ocupan mucha espacio en nuestras vidas y en nuestra casa. Todo el día leyendo, pidiendo silencio y que no te desconcentren. ¡Libros de porquería!
Yo dije:
-¡Inquisidora! ¡Gregorio IX! (*)
-Gregorio las talailas. ¡Insurrecto! ¡Hereje! ¡Silencio! ¡Silencio! Todo el día pidiendo silencio.
Cerré el libro, lo tomé del lomo, me paré y lo descargué varias sobre su cabeza.
-Toma, puta, toma.
Ella gritaba:
-¡Me quiere matar! ¡Torturador! ¡Hijo de puta!
Yo gritaba:
-¡Me quiere quemar los libros, las bibliotecas! ¡Asesina! ¡Asesina!
Y así nos alcanzó el fin de los días, discutiendo por banalidades. El resto de nuestra relación funcionaba de los más bien, seguro que éramos el uno para el otro.
(*) Gregorio IX: Papa (1227 a 1241). Fundó la Santa Inquisición. Aunque nadie lo diga fue uno de los grandes genocidas de la humanidad, y si eso va asociado a que era creyente de Dios (“¡No matarás!”), eso lo convierte en el más grande hijo de puta de la era cristiana. De ahí el insulto y la asociación de ideas.
Mario Pires
http://maldicionpoeta.blogspot.com
Pues bueno, Eupires, si tú lo dices de esa manera es porque lo crees de esa manera. Pero, si te digo la verdad, y respetando tu manera de decir tus creencias, a mí los libros me han salvado muchas veces… porque gracias a ellos, por ejemplo, recuerdo que una vez en la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, los libros me salvaron y saqué un Sobresaliente una tarde en que no sabía ni papa (ya que citas a Gregorio IX me viene muy bien decir que no sabía ni papa) de la asignatura de la que me tenìa que examinar. Gracias a los libros me salvé en esa ocasión y en otras muchas más. Por ejemplo, gracias a los libros me salvé de hacer el ridículo en un Concurso de Ensayos sobre el pensamiento vivo de Benjamín Carrión. Gracias a los libros no sólo no hice el ridículo sino que salí ganador del Concurso por unanimidad de los tres componentes del Jurado y ya tengo el libro publicado y leído por miles de lectores. Gracias a los lbros, amigo Eupires, también logré escribir un completo “Galicia a través de sus ríos” sin haber estado para nada (luego sí que estuve) en Galicia y me salió “bordado”… tan “bordado” que gracias a los libros superé a “Viaje a la Alcarria” del gran ilustre y famosísimo Camilo José Cela. Y todo eso gracias a los libros y sin salir de la Sala Comedor de mi casa madrileña de Juan Duque 16, piso 5, número 2. Gracias a los libros conseguí ser Licenciado en Periodismo y gracias a los lbros sé por ejemplo quién es y cómo piensa Juan Marsé por citarte a uno solo de los muchos escritores y escritoras que he llegado a conocer gracias a los libros. En definitiva, amigo Eupires y respetando tal cómo tú lo sientes y lo dices que en eso no tengo por qué ser tu juez y viva la libertad de expresión, gracias a los libros escribo ahora libros y, además, nunca fui un ignorante paleto sino un chaval ilustrado. Podría decirte que gracias a los libros soy quien soy en la parte intelectual. Se me puede acusar de cualquier cosa menos de ignorante paleto. Un abrazo cordial, amigo Eupires, pero gracias a los libros me salvé de la ignorancia de todos esos que se dedican a ser “drogatas”, “botelleros de cervezas varias”, “amorosos del amor libre”, “ciudadanos de la acera de enfrente” y etcétera, etcétera y etcétera. Un abrazo cordial. Gracias a los libros hoy pienso más que ayer pero menos que mañana (que es una buena manera de decir que amo a los libros). Un abrazo cordial.
Eupires, la salvación de tu relación con ella, no estuvo nunca en los libros, eso cierto. Oh tal vez sí, tal vez los libros te salvaron de ella, porque si empezó con al idea de quema de libros, que no habria dicho despues!.. Me gusto el relato. Tiene un estilo simpatico.