La sombra de Heidegger

Martin Heidegger fue quizás el mayor filósofo del siglo XX, o al menos el más influyente si pensamos que hasta el Jean Paul Sartre de “El Ser y la Nada” pasa por ser un traductor de “El Ser y el Tiempo” y que tampoco pueden existir los estructuralistas y los potestructuralistas sin las influencias de Heidegger. Sin embarego, el drama nuclear de la novela “La sombra de Heidegger” del ensayista argentino José Pablo Feinmann (que acabo de terminar de leer) es la sombra del pasado del filósofo alemán con sus vinculaciones al mnacionalsocialismoa de Hitler. Es más, Heidegger es el pensador del nacionalsocialismo, más poderoso incluso que las relecturas de Nietszche por parte de Alfred Rosenberg.



“La sombra de Heidegger” es novela literaria-política y Feinmann cuestiona en ella todo el durísimo siglo XX. En la novela se relaciona al intelectualismo con el poder y la “vieja historia” de que los grandes intelectuales se unen a los grandes políticos para manipularlos cuando la verdad paradójica es que los grandes políticos se desembarazan de los grandes intelectuales en algún momento (como explica Werner Rolf, uno de los personajes más sangrientos de la novela).

Novela filosófica también; algo asó como una iontroducción al pensamiento de Heidegger: el “ser ahí” y “el ser en el mundo”. El humano “se halla” en el mundo, “caído” en él… “abandonado” en él… “arrojado” en él… y por eso construye “el sentido del mundo” y lo supera y va más allá, trascendiendolo todo. Al final resulta que el humano es esencialmente libertad.

Pero lo más original de la novela es que el protagonista no ess Heidegger, sino su alumno Dieter Muller, un iluminista del nazismo que al final de su vida pide perdón a su hijo Martin Muller por haber participado en aquella oscura historia que, sin embargo, no le abandona ni en su refugio argentino (a donde huye en 1947). Los Muller son “nazis” refinados que no creen en la superioridad e los alemanes por ser arios sino por ser el centro gravitatorio de Occidente.

En fin, la última etapa (como ocurrió con Heidegger) no es negar la existencia de Dios pero tampoco afirmarla, porque este filósofo sólo se ocupa de la existencia del ser humano y más allá no le interesa nada. Para él el ser es tiempo y la angustia revela que el ser es la nada. La existencia llega la límiete de la muerte y depués sólo queda si acaso la esencia. Novela compleja de leer pero también llena de doloroso amor por el pensamiento coetáneo actual.

Nota para Carlos Montuenga.- Amigo Carlos, la filosofía, mientras el ser humano exista, podrá tener etapa de crisis, pero siemrpe estará viva y siempre interesará al ser humano. Somo filosofía andante… Un abrazo de tu amigo Diesel.

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