La tarde sale de la vida y es humo y aroma; línea frugal de diluída voz en un gesto perfecto de nostalgia. La tarde sale de la vida y lo primero que veo es la distancia… cada vez más… entre la poesía y el viento. Como sentencia del lenguaje sólo es una isla invisible para el alma; un bosque amoroso donde el desvío más cercano es la verdad de su pertinaz presencia.
La tarde sale de la vida y el bajel desmantelado de la bahía se hace prímula fugaz, delirio abierto, mapa de la libertad o tan sólo metáfora de caudal herido. Su paso por la vida obliga a ver el mundo, a invitar a la música para que acompañe la abundante angustia de su gracia, de su aliento, de su sueño…
La tarde sale de la vida y el cuerpo de su lenguaje es una palabra de jubiloso acento: !Relámpago! !Reverberación! !Resurgimiento!.
Tu texto me recuerda muchas tardes de mi vida, cuando la luz parece anaranjarse y la poesía viene al corazón. Me encantó recordar esas tardes abiertas a los sueños. Tu texto, lleno de lirismo impecable, me ha hecho sentirme muy bien gracias a esas tardes que salen de la vida como un alumbramiento de los sentidos. Muchas gracias. Un beso.