Decisiones carentes de objetividad simulan a la esclavitud mental; las conjeturas son posibles, la verdad es única. No sin remedio se cura la enfermedad, pues la mia si tiene cura. Ojos sellados, oidos sordos, garganta muda, tacto insensible. ¿Que es imposible? Con un solo beso, en la mejilla, nuestro palpitar se escucha, bombea nuestro aceite interno y llega a nuestros ojos, pero no saben lo que ven. Unas palabras al oído, muy bajito – una confidencia -, hacen al sordo más agudo que un perro. Ya está listo para ver lo que posee delante: la verdad, simple y hermosa, en todo su esplendor. A ti.