La vida es alma.

En el libro azul
de las huellas blancas
un poema abierto
se enlaza
con una estrella del cielo
hasta que estalla
y por el Universo entero
se explaya.

En la playa
del sueño sincero,
de oro y grana,
un torero valiente
está en la plaza.
Sobre la arena
una joven humana
sueña con el torero
cerca del agua.

Más allá, un velero,
de color de plata
surca el mar entero
hasta que encalla
en una isla rojiza
donde se calla
el bravío mar
y la calma
del torero extremeño
bajo la escasa
presencia que le contempla
torea de capa.

Se escapa
un suspiro de sueño
en la playa ancha
y por el sendero blando
caminando marcha
el poeta bajo el sombrero
lleno de escarcha.

Por La Mancha
un gitano buhonero
se agacha
para coger, del sendero,
un redondo guijarro
que lanza
hacia el cielo alto
cual Sancho Panza `
pidiendo un anhelo
al Caballero
que con su lanza
hacia el horizonte negro
avanza.

El poeta sigue
con su especial danza
escribiendo poemas
que siempre alcanzan
el equilibrio ligero
de la balanza
de un viejo librero
y la alabanza
de un mendigo ciego
con fe que abraza.

En la playa ardiente
ella se pasa
soñando con la corriente
del verso y casa
mientras un beso
llega a su cara
mientras el marinero
calla su causa
y el torero
por la plaza pasa
como un misterio
de silencio y pausa.

El poeta prosigue
escribiendo su carta
de amor escondido
bajo la manta
donde ya está dormida
su gata mansa
y el beso bendito
a ella declara
que está vencido
el criptograma
del ogro escondido
sobre la rama
del verde olivo.

La vida es alma
cuya figura
en la retama
él la dibuja
con sus palabras.

Es la bohemia
de las mil y una caras
que se tranforma
en sílabas claras
de versos escritos
en las mañanas
cuando ella despierta
y sobre su almohada
siempre una rosa
queda adosada.

Y es que el poeta
que es quien la ama
tiene mil formas
en su fina cama.

Hoy es torero.
Mañana sólo es el agua
del marinero…
pero siempre es el arma
de ese poeta
que besa a su dama.

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