La Voluntad de Vivir

¡Corredera es la ventana…! Un día llegó un señor, con bata azul de instalar ventanas correderas, la instaló. Allí la dejó y se marchó para siempre.
¡¿Que le debo?! Y se le pagó. Nunca más volvió. A otra cosa Mariposa. Exclama la vieja leyenda, el viejo mito.

Ha llegado , no de golpe, al contrario, con lentitud, se trata de la noche oscura. Parece un manto. La llaman así porqué al parecer, por lo visto, es diferente al día. Si no fuese así, nos haríamos un buen lío. Es momento de ir a dormir, a preparar el sueño, de echarse en la cama. Afuera la temperatura es suave. Dejo la ventana un poquito abierta, que el aire entre, si quiere entrar. ¡Aquí no obligamos a nada!

El gato se asoma, asoma un poco el hocico. ¡Vaya bigotes tienen todos los gatos del mundo que yo sepa!
Es su impulso. Uno de los impulsos de un gato es la curiosidad. El gato mueve la cabeza, acecha a la ventana. La mira fijamente, atentamente, ¡Algo se cuece! Creo que todos los gatos del mundo, caminan y se mueven con elegancia.
En aquel momento único e irrepetible, con su impulso felino y curioso, el animal mete su delgada y frágil pata en la rendija, la ventana corredera no estaba cerrada del todo; una patita suave que puede arañar como las uñas de un gato. El animal y su impulso abren la ventana. Sin más problema. La ventana se ha desplazado un poco, justo para que su cuerpo pase. El gato, desde la repisa de la ventana accede a la habitación, atraviesa la ventana, escucho el roce de su pelo largo restregarse al atravesar, al cruzar, entre el marco y la recientemente desplazada ventana, con la luz apagada, es un sonido un tanto fascinante y sobrecogedor, un sonido misterioso y enigmático. En el cielo de la noche hay nubes y hay reflejo. Una figura gatuna y oscura en medio de la noche, el gato con pelo, conocido de la casa, sigue fascinando. Su cuerpo lleno de energía salta a los pies de la cama, percibo el golpecito de haber saltado, el saltito sobre el colchón.

Silencio en la habitación, hay un gato, ha entrado por la ventana, el conocido gato de la casa se mueve en silencio por la estancia, es posible que obedeciendo a su impulso lo esté olisqueando todo, curioseándolo todo, exactamente como si no lo hubiese hecho una o dos noches anteriores, el gato vive el presente, nunca da nada por olido, siempre descubre, ayer, hace un rato. El gato siempre se mueve despacio y rápido a la vez, es increíble, pero así es. Descubro que estos animales son lentos, prudentes, salvajes y veloces, simultáneamente, pura fascinación.
El gato, merodea por la habitación, el gato que ya me conoce, nos conocemos. En ese momento la amistad ya no existe, ha desaparecido, lo único que existe es el presente, y la curiosidad. Ese gato dice algo, Miauu, Miauu, ¡El gato habla, me está hablando! ¡El gato habla! Es posible que me esté diciendo: ¡Que habitación más bonita tiene usted! ¡Que habitación más fea tiene usted! ¡Ordene la ropa!… Ignoro lo que me está diciendo.
Enciendo la lámpara y me levanto, voy al diccionario para averiguar que me quiere decir el gato,¿Que significará esta palabra?. desconozco el idioma, desconozco la lengua que se habla en el país de los gatos, es posible que una traducción me ayude. El diccionario sirve para estas cosas, para traducir palabras de otro Idioma. El diccionario está abierto, buscando la palabra Miauu. Aquí está, ya la tengo, leo el significado: “Lo que los gatos no se callan”.
Pero esta traducción no me sirve, no saco nada en claro. Me vuelvo acostar, apago la luz. Creo que el gato está bajo la cama, curioseando con el hocico lo que nuestra mente llama zapatillas. Voy a tratar de dormir, los gatos son independientes, no necesitan llaves, llegan y se van cuando lo hacen, dejaré la ventana tal y como esa bestia peluda la dejó, ya saldrá afuera, al patio… Cuando quiera o su impulso vital le indique.
Me está entrando el sueño perteneciente a esa noche, a cada dormir le pertenece un sueño, una noche de descanso. El descanso debe ser como una cama para el sueño. Los párpados blanditos se cierran, por su propio peso, creo que se cierran queriendo o sin querer. Hay un rabillo del ojo y por ahí atiende, justo en ese momento, una figura oscura en la noche, salta silenciosamente, desde los pies de la cama, no es una fuga, no es una huida, es una cosa de gatos, con o sin voluntad, es el impulso de la vida. Sale de la habitación por la ventana, no como un ladrón, sino como una gato curioso.
La misma ventana que un día, un hombre con bata azul instaló y se dejó allí, bien colocada y montada.
Y mientras, el gato ya se ha ido de la habitación. Es posible que se vaya a dormir, él es independiente, a los gatos no les gusta llevar reloj, el gato tiene su propio horario biológico, tiene el impulso de vivir, lento y rápido a la misma vez. El gato vive su impulso, se entrega a esa fuerza. Es posible que el gato no tenga motivos para vivir, que el mismo vivir sea el motivo. Es posible que para el gato, el vivir sea camino y meta a la vez.
Es posible que el hombre de bata azul, que instaló la ventana, haya de tener motivos para vivir… Vivir para sus motivos, para sus metas y proyectos.
… pero el gato no repara en rentas ni gastos, funciona de otra forma.
El gato, moviendo sus largos bigotes…bosteza y se asea las patitas
¡Gato! ¿Tu conoces la ciencia del aburrimiento? Y se le van cerrando los ojos para recibir caricias en la cabeza, ¡En cualquier momento puede saltar y cambiar de lugar! ¡Visto y no visto!
¡Le pregunto al gato si conoce la ciencia del aburrimiento, me mira, se le cierran los ojos, y se muestra indiferente! Parece embobado y atento a la vez. No se sabe. Parece estar a punto para entrar en acción.

Un comentario sobre “La Voluntad de Vivir”

  1. El gato es muy inteligente pues no pisa dos veces el mismo tejado lo que traducido al idioma humano significa que no ama dos veces a la gata que le pagó con ingratitud. Siempre hay una gata más bonita esperándole en otro tejado.

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