Las chavalas de Paddington.

Las chavalas de Paddington eran distintas. A primera vista parecían las mismas chavalas que las de las otras discotecas madrileñas pero, bien vistas, no eran así. Eran igual de guapas que las otras pero tenían un estilo propio y ese estilo propio hacía que Paddington fuese, por lo menos durante un tiempo determinado, mi discoteca favorita y no por lo de Caballero de Gracia precisamente. Así que hasta hubo un día gris y lluvioso (de la década de los 70) y porque es curioso que cuando llueve nos encontramos a solas con nosotros mismos… me atreví a entrar allí sin la compañía de ninguno de mis amigos. A solas. Era una de las pocas excepciones a la regla pero hábía motivo suficiente para que fuese así. Ese motivo es que anteriormente había visto (esta vez acompañado de mis amigos) bailando a una muy guapa que me gustó un montón. Quizás hasta algunos bellos pensamientos hacia ella se escaparon de mi imaginación. Era por eso por lo que acudí sin compañía alguna a Paddington. Fue siempre un secreto… un secreto que nunca conté a nadie salvo a mi ensoñación que ya por aquel entonces era muy elevada.

4 comentarios sobre “Las chavalas de Paddington.”

  1. En verdad me has hecho reír mucho, con el titulo, enseguida lo remití a las Alegres Comadres de Windsor o algo así, pero que bueno que te hayas atrevido…Quizás hasta algunos bellos pensamientos hacia ella se escaparon de mi imaginación, me ha encantado, gracias por la risa.

  2. Jajaja… tú si que me has hecho sonreír con tu comentario sobre las Alegres Comadres de Windsor porque allí alguna calabaza se convirtió en fortuna… jajaja… en el próximo texto de mi Diario personal te lo contaré. Un abrazo cordial.

  3. Como muchas historias, siempre tiene que haber una mujer, y como muchas acciones de los hombres que a veces son extrañas, que se justifican por tener una mujer de por medio. Las mujeres a veces no se imaginan lo que haría un hombre por estar con ellas. Disfrute la historia Diesel. Saludos.

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