Cuando ella me contaba las excursiones que habían hecho cuando todos estaban solteros, yo sentía celos. Así que entiendo que la siguiente generación pueda sentir lo mismo de todo lo vivido cuando todos éramos niños o adolescentes. Quieres hacer como que no te interesa el tema, intentas pasar sobre él como de puntillas, pero en el fondo te duele que se hayan divertido tanto si tú no estabas.
Lo cierto es que debían componer, entonces, un grupo bastante animado, cuando eran tan jóvenes, como luego lo compusieron cuando ya estábamos los chicos en el mundo y una vez olvidadas las miserias de la guerra.
La falta de medios de transporte como hoy se entienden era superada por su entusiasmo y sus ganas de estar al aire libre. Se cargaba con comida, con mantas para tender en el suelo, con todos los aparejos para el baño y se cogía el autobús o el tranvía. Y había que caminar, dependiendo de adonde se fuera la caminata era anterior al autobús o posterior al tranvía.
Entonces no existían las comodidades de ahora, que restan una parte de la diversión. Creemos estar muy de vuelta de muchas cosas y se ha perdido, creo, una parte esencial de lo que es compartir los momentos de disfrute al aire libre.
Totalmente de acuerdo, yo no he vivido esa época pero antes existía más ganas e ilusión, era más personal todo y se superaban las barreras por buscar esa diversión.
Quizá todo este así por las directrices que llevamos muy lejanas de lo verdaderamente importante.
Un abrazo
Excursiones siempre presentes en los recuerdos de mi más tierna infancia. Allí, sobre todo en El Plantío (cuando el Plantío era un pueblecito de cpocas casas varadas en medio de la naturaleza) todavía queda en el ambiente la estampa familiar de todos merendando sobre las mantas y jugando a pasar la vida con risa y guitarra.