Mario Vandenberg se quedó mirando sus manos colocadas sobre la mesa. Comenzó a meditar. Levantó su dedo pulgar y vio que estaba demasiado gordo, pero no pudo descubrir otra cosa sino la prologación extrema de sus más de 130 kilos de anatomía corporal. ¿Qué le había sucedido?. La vida le había ofrecido la oportunidad de cumplir su ansiado sueño infantil: comer. comer. comer… comer todos los suculentos manjares que sus ojos había podido contemplar. Bajó el dedo y levantó su diestro índice que apuntaba al amplio ventanal. ¿A quié culpar del hambre de todos aquellos mendigos que pululaban por la macera?. Sentía remordimientos y el dedo índice tembló de incomodidad. LOo bajó y levantó el dedo corazón. Qué sentía él en realidad por los demás seres humanos?. Nada. No sentía nada. Levantó el dedo anular que ya no tenía anillo. Por qué fracasó su amor con Irene?. ¿Había habido alguna vez lugar en su corazón para el a mor?. Cansado, bajó el dedo anular y levantando el meñique sintió deseos de llorar como cuando de niño tenía soledad…
Merio Vandenberg levantó ahora el dedo gordo de su mano izquierda- !Eres un triunfador! ¿por qué te quejas?. Pero Mario sintió un enorme deseo de vomitar y bajó repentinamente del dedo gordo levantando el íncide que señalba a los diplomas. Una sonrisa sarcástica se dibujó en su boca. ¿Títulos?. ¿Conseguidos cómo y para qué?. Y al levantar el dedo corazón se dio cuenta de que estaba solo, completamente solo, sin un amigo a quien contar que se sentía un ser desgraciado. Bajó el dedo corazón y levantó el anular. Irene sólo había sido su víctima proiciatoria para escalar a los más altos puestos de la sociedad pero… ahora… !cómo echaba en falta a Irene!… !qué ganas tenía de volver a empezar!… pero se sintió solo un trepador sinconciencia y levantando el dedo meñique se concentró y s efue haciendo pequeño, pequeño, muy pequeño, hasta terminar por ser solo un espermatozoide con la única misión de, simplemente, morir…