Y en algunos sueños
se entregaba al objeto de
la noche,
haciendo tumulto en
callejuela y adoquín,
infierno y paraíso.
Y por momentos
regresaba intacta,
como dormida, casi despierta.
Y quienes esperaban la
próxima primavera
no eran los de antes,
sino los de entonces,
esclavos de sus ojos agujereados,
ciegos de tanta luz convertida
en sangre, trapecios de mármol;
flotante y triangular.
Era la manera de contar la
fábula nocturna,
que no podía llamarse
historia; que no podría ser
historia, si partida. Que regalaba
secretos tan puros como la
tierra madre y fertilidad,
agua, río y cielo,
el seno materno de
la muerte y la corporalidad.
Regalaba nota, apunte
y pañuelo,
belleza de estirpe
inexplicable,
imposible de permanecer.
Regalaba gaviotas. Ensayo
de contorsiones, simulacro
de ser: latido y latente.
Y en algunos sueños
se despertaba casi;
sin saber soñar.
Faroles. Latido y latente.
2 comentarios sobre “Latido y latente”
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Bonita composición que llena de contenido lo de entonces (me llena de mucho interés que swignifiques claramente que lo de entonces no era lo de antes porque das un enfoque de actualidad a lo que ya es pasado y se hace presente continuo). Como siempre, enfocas el aspecto de las corpóreas sensaciones en un latente continuo de latidos apuntados en palabras tan significativas como tierra madre de la fertilidad transmutada de agura. río y cielo. Y a las causas naturales las engarzas con historia de la población de los pensamientos. Estupendo, Celeste, siempre en tu línea asimétrica de raiz y ramaje.
Tu latido y latente me llena de expectativas cara al futuro. Busco la síntesis y encuientro en tu poesía algo así como un despertar a las sensaciones de las palabras milimétricamente buscadas y asignadas. Sin saber soñar no se puede del todo vivir, amiga Celeste. Tu manera de contar la fábula nocturna me llena un poco de tristeza pero siempre encuentro ángulos precisos y preciosos en tu manera de narrar las paradojas.