Es tu silencio, de lágrimas contenidas,
de silencios ahogados en el humo imprudente,
en la nada inocente muerte en los vertidos,
en acotados lugares,
cercas para alejar las miradas de tu llanto.
¡Si pudiera secar tus lágrimas de madre!
¡Si pudiera…!
Mis manos sembrando las montañas
de flores eternas, de árboles altivos,
de praderas como extensión de tu piel,
la miel de las abejas
compartida en el silencio de las Primaveras.