Libertad sin ira. Libertad,

Amor joven. Amor caliente. La mano de Adán sobre el corazón de Eva. El abrazo es un pecho contra pechos. Besos versus bocas. Una minifalda frotándose con un vaquero ligeramente ajustado. Mientras tanto el sacerdote se desahoga lanzando ostias contra la mosca que muere aplastada en el cristal de la librería porque está frutrado por haberse metido a cura.

Abro tu libro de cálculo mercantil y escribo sobre la fórmula del interés compuesto un poema erótico y pornográfico. Muslo entre los muslos. La minifalda choca contra los genitales. El cura nos excomulga. Pecadores pecadores confesad estais condenados. Confieso señor cura que usted estará en los infiernos. No matarás. Y usted mata inocentes moscas aplastándolas contra el cristal de las librerías porque no puede morder a Eva. Cuello mordido vivo. Otra ostia mata a otra mosca porque el cura está frustrado y ya los niños no van por las calles obligados a besarle sus gordezuelos dedos llenos de anillos. Cúanto daría el obispón por volver a los tiempos de Franco. Pero no, ahora ya sólo puede contentarse con masturbarse en la sacristía soñando con mi Eva. Madrid, a fecha del día tantos del mes de tanto del año Libertad.

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Libertad sin ira. Libertad

Amor joven. Amor calinete. La mano de Adán sobre el corazón de Eva. El abrazo es un pecho contra pechos. Besos versus bocas. Una minifalda frotándose con un vaquero ligeramente ajustado. Mientras tanto el sacerdote se desahoga lanzando ostias contra la mosca que muere aplastada en el cristal de la librería porque está frutrado por haberse metido a cura.

Abro tu libro de cálculo mercantil y escribo sobre la fórmula del interés compuesto un poema erótico y pornográfico. Muslo entre los muslos. La minifalda choca contra los genitales. El cura nos excomulga. Pecadores pecadores confesad estais condenados. Confieso señor cura que usted estará en los infiernos. No matarás. Y usted mata inocentes moscas aplastándolas contra el cristal de las librerías porque no puede morder a Eva. Cuello mordido vivo. Otra ostia mata a otra mosca porque el cura está frustrado y ya los niños no van por las calles obligados a besarle sus gordezuelos dedos llenos de anillos. Cúanto daría el obispón por volver a los tiempos de Franco. Pero no ahora ya sólo puede contentarse con masturbarse en la sacristía soñando con mi Eva. Madrid, A fecha del día tantos del mes de tanto del año libertad.

Un comentario sobre “Libertad sin ira. Libertad”

  1. Bella escena amorosa. Lástima de moscas sacrificadas por la ira de un iracundo sacerdote obispón de los de la época del primitivismo franquismo. Me entró la risa con eso de que el sacerdote se frustra por haberse metido a cura y ver a Adán morer el cuello de Eva. Muy ilustrativo. Un abrazo, Sancho, y gracias por tu texto que me hizo sonreir y pensar en el Barrio de La Libertad.

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