Entre las manos del alba,
en un oír como transeunte
son mis recuerdos de la lluvia,
imaginada por su propia luz,
un juicio de quedar comprendido
dentro del juego de la vida.
Llueve por dentro de esta forma
empezando a subsistir de amor…
como un salir de lo absoluto
para ser circunstancia concordante
con lo concreto de mi espíritu:
una luz fugaz dentro del agua.
Pienso en este hombre que voy por dentro
de mi memoria viva entrevistada;
soy miembro de un nuevo pensamiento
que formalmente se vuelve realidad.
Una especie de pregunta inalcanzable
me hace proceder un millón de veces
como actor de de este teatro viviente
en donde el tiempo se hace gesto
y se vuelve incansable hacia el pasado.
Llueve por dentro de mi sangre
golpeando la conciencia de mi izquierdo
corazón de líneas de horizonte.
Aprendo a descubrir lo ya olvidado
usando miradas hacia el infinito
donde para entrar hay que ser tan grande
como un átomo de atmósfera extensiva.
Y entonces todo mi universo se deshace
en los linderos de los siglos del mañana.
Quiero saber qué hay en esa niebla
de lluvia por dentro de las cosas
para merecer un tiempo de existencia
cantando azares de amor y de conciencia.
Retomo mi marcha hacia la lluvia
por dentro del mensaje de lo real
y me convierto en sueño inspirado
por un llamar deseando conocerlo.
Hoy consigo sopesar esta costumbre
de aprender a jugar con estas gotas
caídas en el fondo de mi ser.
Llueve por dentro de mis nombres
comprendidos en la búsqueda vital
en este saber hacer de mí un sueño;
una verdad expresada en lo inagotable
del ser comprendido por el rumbo
de mi barca hacia los hondos altamares.
Y allí, en el círculo completo
de una imagen cruzada de palabras,
dejo mi verbo escrito en una hoja
sólo reservado para ser sentido.
Amor en este tiempo de transformación
por los siglos de esta luz divina
que cae en la lluvia soñada del tiempo.
Llueve. Llueve por dentro de mi cuerpo
dejando agua en mi corazón
y, más allá de la razón profunda,
me convierto en niebla de la tarde.
Mi ayer está ya yan presente
que sólo soy un sueño revivido
en medio de la paz y la cordura.
(Postdada: Wole Soyinka es un escritor nigeriano que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1986).
No he leido nada de ese gran escrito, peor seguro que se merece tu homenaje.
Siceramente eres grande Diesel
Repito el comentario que se me liaron las palabras.
No he leido nada de ese gran escritor, pero seguro que se merece tu homenaje.
Un abrazo