Lo violeta de tu sueño no es hoy un color sino un dolor que, escondido en la bahía, das rienda suelta por la espita del llanto. Lloras. Cae la tarde. La barca se ha ido sin ti. Me acerco a tu orilla a invitarte a pasear por los sueños. Hay pájaros amarillos que sobrevuelan los álamos y nos acompañan. Ahora duermes en la humilde cabaña de nuestra bahía. Yo, mientras tanto, me voy al puerto. A solucionar tu sueño. Regreso a casa. Sueñas. Mañana el violeta de tu sueño será de color azul porque, al fin, vas a conocer los misterios del mar. Te doy un beso en la frente y la luna despide un reflejo de majestuosa presencia.