Los colores del Vorem (corregido y reeditado)

Si me gusta el Vorem es porque me encanta la pintura, O si me encanta la pintura es porque me gusta el Vorem. Considero al Vorem como una infinita Sala “pictórica” en cuyas “paredes” dejan “colgados” sus cuadros todos y cada uno de los voremios y voremias que libremente expresan sus emociones en un determinado estado de ánimo personal. En este Museo gratuito, abierto las veinticuatro horas del día, no existe el célebre censor editorialista que te rechaza porque no están dentro de su onda de pensamiento que casi siempre es carca. Aquí cada “pintor” dibuja sus expresiones verbales con el color que desea y la paleta es liberadora…

Aprendo mucho contemplando el Vorem. Aquí veo el rojo de la pasión, el blanco de los pensamientos, el verde de las esperanzas, el rosado de las ilusiones, el amarillo de los recuerdos, el gris de la tristeza, el negro de la desesperación… y también el azul de la felicidad, el nácar del llanto, el añil de las puestas en escena de los sentimientos. Todos. Todos los colores de la Naturaleza Humana están profundamente humanizados aquí.

Me gusta el Vorem porque me encanta la pintura. O me encanta la pintura porque me gusta el Vorem. Aprendo muchas cosas y muchos sentires con el Vorem. Fuera de todo silogismo previo, más allá de cualquier academicismo impuesto y frustrante, y sin seguir ismos cercenadores ni modismos consumistas, el Vorem es una libre expresión del libre albedrío de los voremistas. Aprendo mucho con el Vorem sobre las almas ajenas que siento, a través de esta comunicación internaútica, como verdaderas almas hermanas.

Grekosay hizo un canto a este conocimiento dentro del desconocimiento y yo lo llamé bohemia voremia… que es una forma de entender el acto de comunicación interpersonal más allá de cualquier tipo de frontera. Y es que Vorem es una patria, Vorem es un país, Vorem es una región, una comarca, una gran ciudad o una pequeña aldea donde los voremistas intiman porque tienen la condición de ser habitantes de una casa abierta al corazón humano.

Por eso me siento un bohemio voremio de corazón…

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