Los humanos poemas de Vallejo

César Vallejo, el insigne poeta peruano, siempre tuvo en la punta de su pluma un estilo personal que, sin ser claramente regionalista, fue indiscutiblemente americano. Pero no un americano pleonástico, de los que usan palabras innecesarias, sino un americano pletórico, con gran abundancia de algo. Por eso sus poemas sobrepasaron fronteras y su americansimo trascendentañ se hizo volcánico con sus tonos persoanles de intimismo y solidaridad.

Vallejo huyó de lo lírico en sus poemas… lo cual no quiere decir que huyese de lo poético. Así es famoso su “hasta el hueso” en lugar de “hasta luego”. Despedida gonda y profunda; un hasta el hueso sentimental, humano… y así con su “aire literario”, se le nota, a la vez, una extrañable tristeza, aislada y desnuda, acompañada de una risueña dislocación del lenguaje y de los convencionalismos académicos.

Era un personaje con mucha sangre mezclada, entre española e inda. Uno de esos mestizos que en Perú se les llama cholos. Pero le gustaba cainar por “los ríos del mundo” y para él, por ejemplo, siendo el benjamí de una familia muy umerosa pero muy unida, la infancia nunca es un diminutivo. Por eso, al leer sus poemas humanos, se rememora a la infancia con una grandiosidad relevante.

Estos poemas (¿Quién no se llama Carlos o cualquier otra cosa?) se humanizan a través de la visión que nos presenta César de un mundo deshumanizado y alienado. Los individuos que no se diferencias entre sí son masa, pero precisamente por esa flata de individualidad, esa masa es una osledad. En un muro de la ciudad de Ambato leí una vez el siguiente graffiti: “De tanta compañía me estoy quedando solo”. Era un grito desesperado de algún anónimo poeta qiue estaba sintiendo esa soledad de la masificación y que probablemente habría leido a Vallejo.

Los versos del peruano hablan de abstracciones como el tiempo, la creación, la eternidad, la muerte… pero las presenta bajo un lenguaje que rompe la sensación de lo absurdo a través de locos postulados que se hunden en el café-cuerpo, ese café que se toma a grandes sorbos y nos va llenando de materia orgánica…

También hay en los pemas humanos de Vallejo un sinfín de metáforas muy físicas y tangibles (sombrero, abrigo y guantes para soportar el desnudo de los “cuándos”). ¿Cuándo nace un sentir humano?. ¿Cúándo se deshace en hilachas del pensamiento?. Quizás esta capacidad de hacer físicamente tangible y material sus poéticas metáforas fueran producto de su ideología marxista.

De esa ideología es de donde le viene a veces su rememoración de Dolores Ibarruri La Paionaria, con aquello de “es mejor morir de pie que vivir de rodillas”. Pero César Vallejo no fue un comunista de las imposibles utopías sino que estaba convencido de que la solución humana pasaba por el marxismo y por eso, a veces, se presenta como un ser depresivo ante la realidad americana.

Vallejo presentaba en sus poemas la incapacidad de cualquier clase de progreso que no tuviese en cuenta los límites del ser humano en el espacio y en el tiempo. Es cierto. Estamos sujetos a la finitud de nuestro espacio social y nuestro tiempo histórico y por eso el poeta creía que la dificultad surge cuando se intenta presentar el progreso como una perfección. Todos somos conscientes de que el progreso es a la perfección como la idea es al aire… una correlación paralela pero llena de sutil conciencia de lo imposible. No es posible, para Vallejo, la perfección y por eso mescribe: “Crece la desdicha, hermanos hombres, más pronto que la máquina”. Siempre crece en los humanos una sensación de inoportuna impotencia cuando vemos avanzar más al pensamiento que a la creación concreta. Y Vallejo ahonda, en su poemario, en la crisis del hombre en la sociedad industrial. No es que su comunismo estuviese falto de fe. Lo que sucede es que él no era un utópico, no creía en ningún futuro místico como sucedió con otros muchos marxistas, sino que simplemente se limitaba a luchar contra las injusticias. El tiempo le ha dado la razón.

Y termino mi lectura (“Si tardo, si no véis a naide, si os asustan los lápices sin punta, se la madre España cae -digo, es un decir- salid, niós del mundo, !id a buscarla!”). Y es que César Vallejo amaba profundamente a España sumergiéndose en una dramatización de lo destructivo.

España, sin embargo, se construyó. Surgió. Y los poemas de César Vallejo, al hacerse universales, tomaron tanta belleza como de región de pesadillas… aunque esas pesadillas fuesen reflejos de un espejismo literario que el poeta notó en su interior. Por eso el título de Poemas Humanos tienen un deje irónico que yo me atrevo a revertir en Humanos Poemas`para diseñármelos como heteropolares.

Un comentario sobre “Los humanos poemas de Vallejo”

  1. Desde los maravillosos Poemas humanos que tu aludes hoy, así como la magia de Trilce y el poder de Los heraldos negros, entre otras muchas verdades, convierten a Vallejo, poeta de oro y corazón fuerte en una de las figuras sobresalientes de la literatura universal, asi tanto que su misma persona es recordada día tras día en universidades y colegios de vastas partes del mundo. Para què decir esto -ahora me pregunto- si tu, amigo mio, ya debes saberlo mas aún que yo, de todas maneras, admiro siempre tus palabras, y me contenta de que Vallejo sea uno de nuestros gustos en común.
    Siempre presente,
    Celeste.-

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