Me confundí de sentimiento
y acepté formar parte de la hoguera de las vanidades.
Orgullo de voz, y grito.
La luz se hace tenue y precipita ausencias
en este holocaústo de sentimos quemados.
Dádme alguna voluntad que me sirve,
que se adapte a mi mano,
que aompase el ritmo peculiar de los silencios.
Hoy y ayer y el mañana los caminos estarán poblados
de frágiles viajeros hacia ninguna parte.
Un comentario sobre “Lírico II”
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¿Qué decir, Greko?, todo lo tuyo, es magnifico ejercicio de escritura.
Esta tarde, en todo lo que te leo, te veo lidiando con el absurdo de la vida.
Demoledor “este holocaústo de sentimos quemados”