M-40

El cielo, esta mañana despertaba de un color rojo púrpura precioso,
el horizonte de mi vida no está claro, una serpiente de metal de todos
los colores, invadía las calzadas de la M-40, y ha terminado por engu-
llirme, dentro de su cuerpo, me he sentido solo y he llorado…
LLorar no es malo, alivia el alma, ese alma que a veces tenemos
herida y sangra, afuera los motores de los coches rugían estresados con
sus conductores dentro y entonces me he preguntado: ¿Que será de sus
vidas?. ¿Donde dejaron sus sueños?. ¿En alguna parte…? ¿En algún lugar…?

3 comentarios sobre “M-40”

  1. Javier ojalá todos los conductores con los que compartes la carretera,sintieran y pensaran como tu, bonito relato lleno de sentimiento y bondad, claro que es sanisimo llorar, un beso

  2. Javier das a entender una gran sensibilidad. Las personas que andan por la carretera al trabajo no suelen pensar en que bonito está el cielo. En fin, pareces de esas personas que cuando se deprime se hipersensibiliza… pero bueno, como tú dices las lágrimas hacen falta, y las preguntas sin respuesta que vuelven una y otra vez, también. Y muchas de ellas tienen respuesta, quizá no donde uno encontraba esperarlas. Gracias por escribir

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