Surcando los mares,
en el navío del vacio,
me dirijo errante,
como gris espectro,
en el bajel perdido,
de cresponas velas,
negras macilentas,
henchidas por el aire.
Soy espíritu solitario,
navego sin compañia,
mi instinto guia mi viaje,
insufrible al dolor infinito,
voy vagando sólo y triste,
en la incierta eternidad,
de un rumbo insobornable,
que me lleva hacia la nada.
Mi recuerdo perdido queda,
en el olvido de mi memoria,
lejana y aturdida de verdad,
siento la fuerza del viento,
soplando fuerte sobre el frágil,
cascarón de penosa antiguedad,
haciendo crujir el maderamen,
se siente quejumbrosos los sonidos,
de la triste desolación en la distancia.
El mar duro embravecido,
me invita a la calma interior,
sopeso mi longeva existencia,
y sólo encuentro ambiguedad,
el efímero existir suavizado,
de un personaje sin rostro,
perdido en inquietantes sueños,
de pasadas primaveras verdes.
Caminó el otoño por mi lado,
cubriéndo de amarillo mi alma,
desde entonces sólo inviernos,
he albergado en mi interior,
la mayoría fueron tormentas,
con ciclónicos aires fuertes
galernas que intentan siempre,
hacer zozobrar mi fiel barco,
mas feliz me mantuve en pie,
sujetando siempre el timón.
Me alejo de las gaviotas,
prefiero la compañia,
de mis amigos los cuervos,
del sentimiento de la soledad,
que me acompaña por dentro,
me alejo de las costas conocidas,
navego alegremente mar adentro,
esperando por fin lúgubremente,
mi ansiado naufragio en soledad,
perdido en los mares del tiempo.
¿Qué podemos hacer sino sortear las tormentas, sujetar bien el timón e intentar mantenernos en pie para que no nos tumbe cualquier golpe de mar?
Que Neptuno te depare una feliz travesía y que no naufragues en soledad.
Triste canto a la soledad en medio del mar bravío y las tormentas. Sí, amigo Kiowa, acentúas un poema lleno de transitiva sensación que viene a agitar el alma. !Un abrazote!. Escribes muy bien.
Bonito cuadro a la mar, inospita, terrible, insospechada, pero tu le has sacado la esencia, salvo peces y crustaceos es dificil, enbadurnarse con la madre, pero tendras recompensa impensable, tan solo por hablarla con majestruasidad, muak
¿ Y por qué perderse en la inmensidad de ese oscuro mar bravío?…
No te alejes de la costa em ella te esperan tu gaviota azul y tu hermana.
Un abrazo de osa.
Hay que bien escribes Kiowa , eres grande “joio.