Marchitándose

Nada es eterno,
nada permanece,
nada perdura,
ni tan siquiera la vida es eterna.

Unos que llegan,
otros se van, dejando su aroma
su esencia, sus huellas envueltas en el aire
endulzando el ambiente
de este gran salón que es la Vida.

Atrapar yo quisiera
los mágicos momentos vividos,
sensaciones que enaltecen el Alma
llenándola de dicha.

Sueños efímeros, volátiles,
sutilmente se esparcen como el humo
perdiéndose en el infinito hacia la Nada.

Y mientras tanto….
el baile de la vida sigue su mortífera danza.

2 comentarios sobre “Marchitándose”

  1. Yo creo que te confundes, amiga del alma. Tenemos Alma precisamente porque si existe la Eternidad. Veo en tus versos que a veces lo dudas pero, sin darte cuenta, hablas del Alma. Eso es la Eternidad. No lo dudes.

  2. Uno de los grandes secretos para descubrir toda la sabiduría de la que esribes, consiste en penetrar en el “silencio”. Se nos escapan muchas vidas, y están dentro de ésta. Un saludo.

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