La agónica tarde llega al colapso de su taquicardia de luz. En circulación los aleteos de algún gorrión que celebra, de forma retardada, los últimos minutos de las palabras del viento. Una especie de interpretación de títeres colgados de las ramas de los árboles parecen los reflejos de las sombras de los enamorados que se besan mientras pintan corazones en la corteza. Es hora de llegar a alguna parte. El paseo itinerante se alarga bajo la luz de la luna y un relámpago nocturno anuncia lágrimas del cielo. En este caso nadie es culpable de nada…. solo la inocencia de estar reconociendo que somos marionetas bajo el cielo que maneja un Dios invisible.
2 comentarios sobre “Marionetas”
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Hemos de poder soltar esos hilos que nos mantienen quietos sin poder actúar con libertad. Sí, elijamos aquellos que nos dejen volar.
>Un abrazote
Que Dios nos maneje es, probablemente, inevitable. Lo que si debemos de impedir son los manejos de humanos sin escrúpulos, que jugando a ser Dioses; quieran utilizarnos como títeres sin cerebro ni sentimientos.
Me ha gustado mucho el texto.
Saludos.