Canta el ruiseñor alegre,
en la mañana primaveral,
saluda la salida del sol,
con su trino melodioso,
acompaña la belleza plena,
del nuevo día que asoma.
Mas el ruiseñor está en peligro,
todos quieren matar al pajarillo,
unos porque su trino causa envidia,
otros porque odian su armonia,
los más porque añoran su belleza,
es triste ser alegre en este mundo.
El ajeno a todo sigue cantando,
su sonido celestial envuelve,
de mágia el interior del bosque,
todo el que lo oye queda prendado,
la rumorosidad de su lindo sonido,
se interna en lo más profundo.
Quién puede matar un ruiseñor,
cualquiera incluso tú mismo,
se puede hacer de mil formas,
incluso sin tener motivo alguno,
simplemente por el mero hecho,
de acabar con lo que hace sentir.
Se le puede matar con engaño,
con la traición de una mirada,
con la envidia que nos corroe,
pero todas serian delito execrable,
sería como matar la imaginación,
como extinguir los bellos sueños.
Para él la peor manera de morir,
sería la de meterle en una jaula,
porque perdería su amada libertad,
un triste ruiseñor en una jaula de oro,
cantando solitario triste su amargura,
el pequeño ruiseñor prefiere la muerte.
!Qué amarga verdad se encierra en tu bello poema, compañero de dolor!. Y yo sé de algunas personas que se dedican a matar lo bello de la vida… y no las entiendo… y prefiero irme a vivir con los ruiseñores, los jilgueros, los humildes gorriones, las ligeras gaviotas, las plácidas alondras… con todos aquellos y aquellas que son hostigados por quienes pretenden matar la belleza del sentimiento. !Te entiendo, Kiowa, y cuenta siempre conmigo en ese sentir!. Un abrazote sincero.
Ni todas las jaulas de oro del mundo valen tanto como la libertad del ruiseñor cantando en el campo alegremente.
El dinero no dá la felicidad, la dá la libertad simple y sencilla.
hermoso poema que sale de tus manos , las tienes llenas de magia .
Un abrazo de osa.
Precioso poema kiowa.Un saludo
Kiowa… si todas las lecciones fuesen tan armoniosas y elegantes como las tuyas, todo el mundo iría a clases, amigo.
Mucha verdad encierra tu poema, una crítica a todos aquellos que se dedican a matar sueños, ilusiones y la belleza de este mundo. A la pérdida de la libertad…
Ojalá el ruiseñor vuele libre y siga cantando eternamente para aquellos que quieren escucharlo.
Matar a un ruiseñor es igual a destruir la inocencia, y eso sólo puede hacerlo un miserable. Tenemos casi a diario ejemplos de cómo se destruye la inocencia y nos sumen en el estupor, la impotencia y la rabia.
Has tocado un tema candente con un poema de gran belleza. Tus poemas me parecen siempre fastuosos.
Un abrazo, Kiowa.