Memoria de Rompeolas

Mi descanso es un sueño infantil.
Las calles me encubren; tapan mi desidia,
enmudecen mi nombre y me escupen lujuria.
¿Qué haces ahí durmiendo en el suelo?
Es una vida que rota, se resquebraja entre hormigas:
rompeolas de memoria.
Una infancia dormida detrás de la bata.
Comedores para que la sopa boba sea para todos
y una beca, porque todos somos como esa sopa: nutritivos.

Me suelo olvidar hasta de los adoquines.
Olvido en la inercia de las barras,
en los portales cerrados donde te das un piquito
y escondes luego tu miedo al llegar a casa.
Recuerdo una corbata el día de Reyes.
Una soga social para parecer más sobrio,
como quien se sabe de memoria los anuncios de la tele.
¿Quién mata por unas zapatillas y veinte euros?
Y el precipicio se abre entre helicópteros cayendo
y presumidos de pro en favor de la eutanasia de sus miedos.
alguien grita desde su ventana.
denunci. La policía pone remedio a todo.
La visión de las lucecitas navideñas
hace menos valioso el costo y crees que pasa de verdad.
Pero el rompeolas de la memoria te da cada dos minutos.
¡Porque es Navidad!

Un comentario sobre “Memoria de Rompeolas”

  1. Muy bueno, compañero. Los precipios se abren bajo nuestros pies pero debemos estar siempre dispuestos a saltar, saltar, saltar… hasta superar los miedos de las eutanasias en el rompeolas de nuestra memoria.

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