Hoy en “Marinoccio” (local que me encanta para serenar y serenatear el espíritu) hemos montado una tertulia por todo lo grande. Por supuesto que ha habido un buen momento para hablar y deshablar de esta liga futbolera que ha terminado con el triunfo “in extremis” del Irreal Madrid. Una temporada de fútbol raro y anómalo, difícil de entender y de explicar, con tantísimo de clásica tragedia griega y tan poco de lo que específicamente se conoce como jugar bien. El gol de un maliense se ha convertido en metáfora: “beso esencial a una red de telaraña que ha convertido la pausa de la razón de muchos en taquicardia de locuras”.
El balón flotante se ha convertido en esfera explosiva que ha expansionado un metalenguaje planeado desde las manos de un guardameta para chocar en el trasero de un defensa desfalleciente y caer muerto de ataque cardíaco más allá de la línea de gol mientras en otro lugar de España las impotencias colectivas han sacado a relucir un silencioso sudario de incredulidades. Lo que ocurrió fue un segundo oscuro y derrotista convertido, por la magia de algún misterio alado, en un segundo de luz… ¿pero de qué estamos hablando hoy en “Marinoccio”. ¿Tanto puede influir en las gentes de cultura humana un balón que roza el paroxismo del trasero de un defensa descuidado que queda descolocado, y cae, inerte en el espacio, para dar paso al brindis de Cibeles?.
Desemboca la conversación que mantenemos en algo que señalaba el filósofo alemán Hans Blumemberg cuando intuía y desarrolaba toda una teoría sobre las metáforas: que quizás es cierto que la metáfora lo es todo cuando nos sometemos a la imposibilidad de descubrir o interpretar el mundo con la unívoca visión de la palabra presuntamente exacta. En el fútbol, al igual que ocurre también con las artes en general, se percibe una necesidad metafísica tan antigua como la misma que utilizaban los hombres de las cavernas para explicar su mundo. Aquí, hoy, en un “Marinoccio” cultural, las metáforas están siendo (como escribía Blumemberg) unos objetos esencialmente mistéricos e históricos que se convierten en el ejemplo más luminoso para poder definir la verdad como luz… algo así como algo necesario para poder explicar el gol de Diarra. Porque la capacidad de las metáforas que estamos deshojando mientras tomamos nuestras tazas de café (también ellas mismas metáforas de la noche) sirven para cobijar evoluciones personales intrahistóricas de cada uno de los contertulios y contertulias o sirven para servirnos (valga la redundancia) de guías a una lectura interpretativa de la vida que nos hace converger en tropos devenidos de la reflexión global.
El proceso de ser partes de la sociedad, desde que Aristóteles pensaba en la realidad como camino obligatorio para la búsqueda de profundidades y desde que Nietzsche basaba en su propio vitalismo sus diversas variaciones de la visión global del mundo, demuestra que las metáforas de la vida tienen el mismo valor que el concepto de ésta misma. Por lo menos cuando nos enfrentamos a la interminable tarea de explicar por qué este Irreal Madrid ha ganado una liga de fútbol precisamente el año en que estaba predeterminado de antemano que jamás la ganaría.
Y entonces tomo nota en mi Diario de algo que expone mi amiga Andrea desde el otro lado de la mesa: “el sentido recto no lo es tanto y acaso todo sea solamente figurado”. Se está refiriendo no al fútbol exactamente (o no de forma implícita y directa) sino a la explicación de la primavera de la vida que es el tema en donde nos hemos embarcado todos los del “Marinoccio” una vez superadas las hiperbólicas y surrealistas visiones de un futbolista maduro subido a una grúa municipal y poniendo banderas y bufanda a una diosa frigia que en tiempos de Roma simbolizaba a la fertilidad. Y pasan las horas recreándonos los unos a los otros con las mismas historias inaplazables pero llenas de tantas variantes y aportaciones como contertulios y contertulias estamos tratando sobre las metáforas nocturnas de las tazas de café.
Cierro mi Diario y me entrego al disfrute de la comunicación a través de los tiempos humanos. Me encanta el fútbol, la Cibeles, la filosofía de Blumemberg y Nietzsche, esas realidades que presentaba Aristóteles y sobre todo una noche como ésta en que toda la tertulia se llena de manchas de metáforas de café para la vida…
¡Ah, estimado Diesel!
La mejor forma de reinvertarse es “metaforizándose”. Qué buen texto. Lo realmente interesante es que está vivo. Se adentra en tu mejor visión de la realidad y desborda contenido vitalista. ¿Qué hacer cuando la vida es un inmenso campo de fútbol? No soy muy futbolero, pero comienzo a percibir una cierta sensación de locura colectiva. Somos lo que somos y quien diga lo contrarioq ue se invente su metáfora. Saludos.
!Totalmente de acuerdo contigo, Greko!. Podríamos parangonear lo predicho por las mentes misteriológicas: “Metáfora somos y en metáfora nos hemos de convertir”. Quizás por eso alguien escribió que la vida es un sueño…
Cine, cine, cine más cine por favor, que toda la vida es cine y los sueños cine son, decía el Aute,
pero no será más bien fútbol, fútbol, fútbol,
o quizás metáforas, metáforas, metáforas…
Me encanta tu buena filosofía de café, de ágora de Aristóteles moderna y de hoy en día. Me uno a esta tertulia ¡Toni, café con hielo, para mi!
¿Curiosidad por el nombre de Andrea? ¿Real o inventado? ¿Española o argentina? (Mira si resultara que tenemos amigas comunes, je je)
!Hola, Only!. !Un cordial y amistoso saludo!. Efectivamente, estoy de acuerdo contigo cuando semejas el sueño de la vida al sueño del cine… quizás por eso Jean Luc Goddard llegó a decir que “El cine es verdad 24 veces por segundo” cuando se referia a una definición del porqué del cine. . Cine y metáforas… fútbol y vida… todo un entrecruzamiento que llegó a hacer decir a Aristóteles (cuando aún no existían cine ni fútbol pero sí metáforas)que “La esperanza es el sueño del hombre despierto”. En cuanto a Andrea existe y es real. No es española ni argentina, sino nacida en el país de los “ticos”, o sea quiero decir que es costarricense, nacida en una ciudad llamada Heredia que está muy cerca muy cerca de la capital de San José de Costa Rica. Bueno, amigo Only, gracias por tu comentario y sigue deleitándonos con tus textos en Vorem. Hasta pronto. Un cordial abrazo vorémico.