¿Cuántos centímetros de tristezas se pueden abarcar con un abrazo?… ¿Durante cuantos minutos seguidos se puede echar de menos a alguien?… ¿Cuántas estrellas deben brillar para que alguien que está solo y triste se olvide de que lo está?…
La verdad, es que yo no pensaba que estas preguntas fueran tan difíciles de contestar, pero el caso es que cuando se las pregunté a mi mamá, se quedó muy sorprendida y con los ojos muy abiertos me dijo que de donde había sacado semejante batería de tonterías, que cada día me comportaba de una manera mas extraña y que debería dejar de estar todo el día solo y jugar mas con los otros niños a las cosas que juegan, según mi mama, los niños de mi edad… Yo la verdad, es que no entiendo porque mi mama se agobia tanto, cosas de mayores supongo, así que le dije que de ningún sitio las había sacado, que se me habían ocurrido a mi solito mientras estaba fuera jugando en el jardín a ponerle forma a las nubes.
Ponerle forma a las nubes es un juego que me encanta, porque no te hace falta nadie para jugar, lo único que hay que hacer es echarse boca arriba en el suelo y ver pasar las manchitas blancas que aparecen en el cielo para darles forma con la imaginación, aunque si os soy sincero, yo prefiero jugar a esto con mi amiga Milita, que es una niña que vive al lado de mi casa y que tiene mucha imaginación, y a la que también su madre está todo el día diciéndola: “Milita, eres una niña muy rara, deberías estar con las otras niñas de tu edad jugando a cosas normales , cada día me preocupas mas…”
Debe de ser por eso, por lo que Milita y yo nos llevamos tan bien…”Dios los cría y ellos se juntan”, solía decir mi abuelo, aunque yo la verdad es que nunca he entendido que significa eso… El caso es que jugar a ponerle formas a las nubes con Milita es de lo más divertido porque cuando soy incapaz de imaginar nada en el cielo y cuando ya los ojos están a punto de llorarme por no parpadear ella siempre me sorprende con alguna figura o con algún animal que después de imaginarlo me siento un poco avergonzado por no haberme dado cuenta antes yo mismo… me encanta estar con Milita…o mejor dicho me encantaba estar con ella porque hace ya un montón de días que no la veo, tantos que se me escapan de las dos manos cuando las pongo frente a mi e intento contarlos , que ganas tengo de aprender a contar mas allá de diez…ahora su casa siempre está en silencio…y su mama siempre anda como si estuviera cansada y como si hubiera estado jugando durante un largo rato a ponerle forma a las nubes porque siempre esta con los ojos rojos y llorosos y mi papa dice que ya no ha vuelto a ser la misma de antes…
Por eso desde entonces, yo me siento un tanto raro (nunca antes me había sentido así) y no entiendo muy bien lo que siento por dentro de la ropa…incluso yo diría que hasta por dentro de la piel…así que el otro día mientras jugaba solo a ponerle forma a las nubes pensé… ¿Cuántos centímetros de tristezas se pueden abarcar con un abrazo?… ¿Durante cuantos minutos seguidos se puede echar de menos a alguien?… ¿Cuántas estrellas deben brillar para que alguien que está solo y triste se olvide de que lo está?…
Supongo que mi amiga Milita me dará la respuesta a todo esto algún día… donde quiera que esté….