Mi análisis de Sade (antes de entrar con Mishima)

“Nada ni nadie hay más importante que yo mismo” decía el Marqués. Y esto debe considerarse como una ultraposición de extremada egolatría. Sade impone su Yo a cualquier Otro ajeno y por eso no duda en destruir la corporeidad del Otro. Decía él que es ilógico dejar de vivir todas las experiencias que se deseen. Otra exagera´ción patológica porque hay que tener siempre en cuenta la existencia de un mundo externo a nosotros mismos donde se mueven los derechos inalienables de los Otros y que para mí esos derechos son los que regulan el comportamiento hasta hacerlo normal. Sade insiste en que no debemos conducirnos bajo ningún tipo de moral. Confunde Sade la moral impositiva, la impuesta por los poderes fácticos (que tienen sus propios intereses) y la moral innata propia de la característica de humanidad de los hombres y mujeres. Sade no es un inmoral ni un antimoral sino un absoluto amoral (y todo absolutismo debe ser rechazable porque nos conduce a posturas y aposturas fascistas psicológicmanete hablando).

También reduce Sade a un simplismo absoluto la existencia de lo “religioso” en el ser humano. El llega a proclamar que Dios es creación de los tontos. Lo cual es una vulgaridad insostenible porque miles y miles de filósofos y sabios más trascendentes que él han estado siempre considerando la idea de Dios como algo superior a la misma existencia de la Humanidad y la Naturaleza (conceptos que Sade absolutiza también en su desaforada patología psíquica). Y es que Sade es un totalitario ateo y un individualista absoluto, que llevó al materialismo mecanicista hasta sus últimas consecuencias (por eso es símbolo que se apropió la ideología nazi en sus horas íntimas). Sade dice, y aquí es donde peca de mayor filosofía fascista) que la idea de Dios es inaceptable y que no puede perdonar a la Humanidad por ello. Sade no estaba loco ni mucho menos pero cuando dice que hay que rechazar a las costumbres se olvida de que él mismo (como cualqueir otro humano) es productos de una costumbre heredada en su infancia y juventud.

Sade proclama que no es homosexual pero que la sexualidad le comienza siempre por el ano. En su filosofía del placer es profundamente escatológico. Y también dice que rechaza toda clase de virtudes, que son propias de los seres débiles (!otra característica fascista de él porque da pie a considerarse un ser superior, un pertenciente a una raza fuerte!).

Cada latigazo, cada rasgadura de piel, cada acto sádico de tormento al cuerpo del Otro lo considera válido porque sirve para energixar los nervios y excitar el placer sexual. Yo considero que esto es superlativamente desenfrenado. A mí, como a millones de personas, no me complace en absoluto vzer el sufrimeitno ajeno en el acto sexual ni tampoco que el Otro me lo inflija a mí.

Nuestro cuerpo emite un continuio universo de sentidos y reacciones nerviosas que producen placer en el acto sexual, pero una cosa es el goce a través de la excitación de los nervios (que a veces es un dolor agradable) y otra cosa es el uso de látigos, correas, tenzas y cuestiones que simplemente deshiniben a muchos porque decaen en sufrimiento físico y no en placer. Nuestra conciencia moral (que es algo que Sade injustificadamente ignora en los demás) nos señala cual es el límite de las sensaciones placenteras. No es posible obviar esto ni minimizarlo como hace Sade ya que él es un completo ególatra a la hora de satisfacer sus instintos sin tener en cuenta el sentido corporal del Otro.

No consiste exclusivamente en lo que deseamos experimentar pues muchas veces el dolor no produce placer (el dolor placentero es un dolor producido por las sensaciones nerviosas regidas por lo plural y no por lo unilateral del sadismo). Hay que tener en cuenta que nos componemos de vivencias fantasmáticas, de fantasías, de interioridades que se njos impregnan a través de la conducta normalizada por el carácter y el temperamento. El sadismo es una conclusión patológica de carácter psíquico que han estudiado profundamente Freud, Jung, Deleuze y Foucault entre otros psicoanalistas.

Lo coherente estriba en nuestra unidad psíquica y nuestra unidad física y la razón debe estar complementada con la espiritualidad del acto sexual que, aunque lo niegue Sade, existe en una gran cantidad de nuestro cuerpo físico y extrafísico.

En cuanto a la literatura propiamente dicho Sade tiene un estilo fácil, claro y lúcido (luego no estaba loco) muy lejano a las vulgaridades de la literatura de Sacher-Masoch. Es uno de los creadores del ´2nuevo lenguaje” del siglo de las lu9ces e influyó en Chateaaubriand, Beaudelaire, Lamartine y Flaubert adem´´as de que,. como utiliza mucha simbología en su literatuira psíquica, es fuente también para simbolistas como Verlaine y, por supuesto, para los surrealistas.

Termino por decir que, efectivamente, la simbología sadiana es utilizada por los nazis de Hitler y que, además, extiende sus tentáculos a la actualidad (¿cómo olvidar por ejemplo la cuestión suscitada por los castigos sádicos que los soldados norteamericanos infligieron a los prisioneros iraquíes en Faluja?.

El tema da para mucho más pero las exposiciones paralelas de Grekosay (que me parecen muy acertadísimas) ya son suficientes para clarificar el tema de Sade. Yo, como Grekosay, también acuso… y dejo abierta la cuestión para cualquier otra interpretación válida y valiosa.

El asunto de Mishima es muy inquietante… y voy a abordarlo próximamente. Por eso doy por terminado mi examen de Sade.

Un comentario sobre “Mi análisis de Sade (antes de entrar con Mishima)”

  1. Estimado Diesel:
    Creo que ha sido una excelente tertulia ese sobre Sade. Le has dado un toque de profundidad e interés que creo habrá llegado a cuantos han leído los comentarios. Es bueno detenerse, porque la reflexión debe ampliarse. Gracias por que el hecho de esta propuesta haya alcanzado un merecido nivel. ¡¡¡Creo que insuperable!!!

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