El rojo de los tejados,
es mojado como mi sangre,
como mojado es él roció,
como es el néctar de tus manos,
como mis lágrimas de sal seca.
Las calles,
son calladas como el alma,
como la añoranza de tus abrazos,
como el sentir de este rebelde amor
que habla sin ser oído.
Y el cielo,
es inmenso como el infinito
pero pequeño frente a mis ojos,
pequeño como un fugaz y tímido beso.
Las flores,
son el perfume de la vida,
perfume de tus cabellos,
perfume de tu más sincera piel.
y así escribo,
tal y como es mi calle,
tal y como me siento cuando
no estás junto a mí.
Es en la soledad cuando tenemos la oportunidad de fijarnos en esos detalles que nos dicen al oído la poesía de las cosas cotidianas. Estando en compañía estamos atentos a otros estímulos que pueden distraernos, aunque luego recuperemos lo perdido al volver a estar solos.
Me ha gustado mucho tu poema, Nasia.
Un beso.
Muy bonito tu poema amiga, sigue desgranando tu espiritu en palabras, merece la pena, un besazo
Los elementos cotidianos a veces nos regalan esa inspiración, y relacionamos lo alegre o triste del entorno con lo que amamos.. Me encanto tu poema. Saludos!