Yo no estoy esperando,
A que estés disponible,
Yo siempre he estado aquí.
Yo no estoy suspirando,
Porque tu corazón este vacante,
Siempre he estado junto a ti.
Y tú pareces mirarme de esa forma,
Con la que miraste a tantos,
Y mi alma tiembla.
¿Que me esperaría contigo?
Solo tomar mi turno,
Amarte y dejarte pasar.
Aquí sigo, a tu lado,
Eterna complicidad,
Amante confidente.
Eso soy, es lo que quiero para mí,
Y ahogo, una vez más,
La voz de mi deseo.
Creo que he vivido algo muy parecido a tu poesía… que perjudicial es el amor en ocasiones.
Cuando el amor se toma como la voz de un deseo nos surgen los ecos de todo lo inaccesible que tiene el amor. Tu poema me hace pensar en la espera de quien ama esas inaccesibles presuposiciones. Eterna complicidad del amor de las confidencias. Me gusta el ritmo del poema que nos guía desde la espera inesperada hasta el desenlace de qué es lo que quiere quien ama a la vez que espera…