Hoy es el último día de mi vida,
en la tarde no quedará otra cosa
más que un alma, sufriendo, corrompida;
batiendo tus alas de mariposa,
santa muerte, imposible es mi huída.
Aunque quiera entonar mi última prosa:
para ella unos versos de despedida;
me ha contado que por ti espera ansiosa.
Y aunque sepa que jamás ya volveré
valdrá la pena este viaje sin regreso,
pensando que en otro mundo la veré.
He ahí que nunca más me estremeceré.
La aurora del dolor que va en progreso
me reitera que jamás… ya volveré.
Muy bien logrado el soneto, Txiki, en donde haces propuestas de muerte propia. Me gustó el ritmo con que lo iterpretaste.