Un hermoso texto, escrito hace años, daba paso a un tema importante: Miedo a la Libertad. El espejo de la sociedad refleja muchas situaciones que parecen romper la idea de libertad y ahogan la presencia del miedo. No podemos escapar de las experiencias inconscientes hacia la libertad de nosotros mismos; es, sencillamente imposible. De alguna forma somos pensados por el propio pensamiento y aldarnos cuenta…”sentimos un ligero temblor”. Somos seres existenciales. Podemos acorazar la razón con argumentos varios, con actitudes religosas, con filosofías y gurús que dicten las sentencias más sabias…pero, el destino del ser humano es un “existencialismo consciente”, aunque, en muchos ocasiones, no consecuente.
Hace un par de dias, leía en la prensa, una extrevista con excelente psiquiatra, que defendía el derecho al suicidio como “agotamiento de la vida y de la actitud ante la existencia”. Conozco al doctor y sé de su vida. No me asusté ante una manifestación tan contundente, pero…sentí que son muchos los seres que han peleado por superar una drogadicción, un alcoholismo, una postración dolorosa…La vida no se refugia en la derrota sino en la muerte que impulsa la existencia. Ante la muerte, sentimos un poderoso imán que nos impulsa al miedo, a la vida y a la existencia.
Séneca se quitó su vida, pero no porque hubiera agotao sus fundamentaciones existenciales, sino porque la vida le era válida en función de su desempeño de filósofo y maestro. Le fue pedida su muerte, y no su suicidio, por el emperador. Es bueno precisar dónde y cuándo somos lo que hacemos o vivimos decisiones que otros denominan como suicidio o como entrega de la vida. Sé que en esta brevedad no puedo ampliarla idea, pero ahí la dejo…puesto que es una sugerencia interesante para todos.