Waiting for a miracle,
Leonard Cohen
Por ahí va, leyendo en el periódico que ha aumentado el volumen de moneda falsa en la circulación del dinero. El dato es preocupante y las autoridades prometen una dura guerra contra él. Se detiene en un semáforo. El hombrecillo rojo y estático le impide pasar, mientras los coches desfilan raudos aprovechando que el verde les pertenece. A su lado un cuerpo se detiene. Percibe que susurra algo. Ha llegado el día. Cruza la calle acompañado por lo que ya son los gritos de un cuerpo desvariado. Ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día…
Se aleja de la voz y vuelve a posar sus ojos en el periódico y lee que la liga sigue apretada tras los últimos resultados. Emocionante este año, aunque la calidad del juego se ha resentido. De pronto un cuerpo pasa por su lado a gran velocidad y se detiene a unos diez metros. Es un rostro desencajado, jugando entre la felicidad desbocada y la angustia de los nuevos tiempos. También grita ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día… Otros cuerpos se detienen a observarlo. Algunos se ríen para ocultar cierto miedo. De entre el público salta otro cuerpo y se pone a gritar ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día… Decide continuar, la situación le incomoda. El día parece ser como otros tantos y como siempre debe llegar a tiempo. Mira el reloj y siente un impulso que aun no tiene nombre. Escucha un eco, proveniente de un murmullo lejano. Ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día… Posa de nuevo los ojos en el periódico y lee que se estrena mundialmente la película MILENNIUM, con nada más y nada menos que Lena Lash en el papel de Marta Atkinson, una dura abogada con familia numerosa que decide defender al líder de una secta satánica basándose en los innegociables derechos de libertad de expresión y de culto. Cinco estrellas de valoración. De pronto choca contra un cuerpo. Ha llegado el día. Pide disculpas y sigue su camino, no por mucho tiempo pues tres cuerpos le rodean y le gritan ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día… Después salen corriendo mientras él permanece paralizado. La sangre hierve, corre, el corazón salta, hasta que recupera la calma y vuelve a caminar hasta toparse con otro hombrecillo rojo y estático. Llega tarde. Otros se detienen junto a él. Por detrás alguien se acerca y le susurra ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día… El verde le permite huir del susurro. Pasos acelerados. El periódico se cae y el cerebro sordamente repite la monserga ha llegado el día, ha llegado el día, ha llegado el día… De pronto alguien le mira y le ilumina. Ha llegado el día…