¿Fué un filósofo silencioso quien dijo que la soledad es la breve compañía de un misterio colgado del brazo del corazón?. No. Seguro que no. Debió ser la fantasmagórica silueta de un poeta enardecido bajo la luz de la luna y columpiándose en la barra del “nigth club”. Quizás. Pero la verdad es que asomado al brocal de un vaso de ginebra toda la compañía se disuelve en un líquido empeño de brevedad con el tiempo de los imposibles. Bueno. El caso es que la soledad, al igual que la felicidad, es tan breve como la hoja caída en el Jardín de las Esperanzas. Pero ¿existe todavía ese jardín en la virtual realidad de nuestro tiempo?. Si. La respuesta podría ser “dejad que los aromas de un atardecer os inunden de compañía”. Ya sé. Ya recuerdo. Fue Saint Exupery quien dijo: “el tiempo que pasaste con tu rosa fue quien te hizo tan importante”. Y la silueta del poeta quedó dormida entre los brazos de la luna mientras su mente dibujaba corazones.