Alguna vez, el tiempo consumido en su innecesario devenir,
se ahoga entre los baluarte de la ira.
Se rasga el velo de toda vanidad y se interrumpe el concierto.
¡Tú eres! Y alguien te cierra la boca con un zarpazo.
¡Tú eres! Y ya nada es lo que parece.
Brama el mar y las aterradas manos se agitan perpetuando el miedo.
Es original…¿sabes? porque no existe en su realidad palpable.
Cesan los tambores que aclaman la mirada fría del Patriarca.
¡Elevad la manos y agarrad entre ellas los cadáveres de la paloma de la Paz!
No me llames nunca por mi nombre, porque me perdí tras la ironía de su fonética.
Persuadido por ti me apresuré y compré aquella camiseta.
Cierra la persina y levanta tus orejas descarridas.
La música de las esferas es la moneda de cambio en el escenario
de la vida.
Un poeta francés come churros con chocolate y huele a europeo.
¡No! Nadie puede disuadirme de que no soy sólo mi nombre.
Nadie puede instituir mi agonía con un café pagado en una barra de bar.
Y ese inconmesurable y bondadoso cielo caerá sobre mi pecera.
…NO. Me niego a reconocer nada que no sea lo que es.
No existen por qués, ni retribuciones comparativas.
Mi camiseta es una lona para cualquier circo y
yo el payaso que se acomoda al ritmo pausado de los leones viejos.
Porque me pareció posible, por eso decidí que la vida es un producto que caduca.
Alguie llama por el telefonillo. ¡El cartero! Certero el cartero odia al portero.
No. Negación. La tercera negación necesria para ser reconocido como infiel.
La horca ajusta el nudo de ocho japoneses muertos en su pequeñez…
Ya no son pecado.
Buenas tardes. Hoy…las tropas no salen de ninguna parte,
porque sus botas se lustran con el más preciado de los betunes del desierto:
la sangre.