Nacionalismos

Y fue tal mi ceguera, que pensaba que lo que yo conocía y veía todos los días, era lo mejor que había en el mundo. Que las personas de mi tierra pensaban igual que yo, que las de fuera eran diferentes e incluso peor si cabe, pensaba también que primero era mi país y luego los demás, y si había que hacer algo, lo haría sin pensarlo dos veces, que pensaban esos extranjeros, que nos quedaríamos de brazos cruzados. Sí, sí señor, eso decía. Mi idioma era para enorgullecerse, más que para hablar, mi bandera daba color al mundo. Sólo votaba, a los políticos, que jurasen el amor a mi tierra y que la protegieran por encima de todo. Efectivamente yo amaba a mi tierra.

Todo eso cambió cuando viajé, vi otras culturas, conocí a otras personas, camine junto a ellas cierto tiempo. Celebramos los descubrimientos de la humanidad fuesen de donde fuesen estos. Hable y hable … hasta cansarme, leí y leí, de repente, ya no era tan ciego, la vida me había dado una lección, que la única patria que debemos defender es la humanidad y no el lugar donde esta se encuentre.

3 comentarios sobre “Nacionalismos”

  1. !Muy buena tu interpretación de lo que es un ser humano que lee y habla con el destino!. Si señor, al conocer y vivir culturas y personas, al caminar con miles de ellas de miles de lugares diferentes es cuando nos damos cuenta de que los nacionalismos son cuestiones ya obsoletas cuando nos sentimos parte integrantes de la patria universal. Un abrazo.

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