En ocasiones hemos visto sacudir a bebés o a niños pequeños para que se calmen: Es un error de gravísimas consecuencias.
Cuando un niño coge un berrinche o cae en una llorera interminable puede resultar insufrible, pero los padres o familiares jamás deben enfadarse ni perder el control. Menos aún, recurrir a zarandeos que siendo peligrosos entre adultos, pueden resultar irreversiblemente dañinos e incluso mortales para los pequeños.
En pediatría se denomina “Síndrome del Bebé Sacudido” a una lesión cerebral grave que ocurre cuando un adulto destemplado e ignorante agita a un bebé o a un niño de corta edad, por lo general para conseguir que deje de sollozar. Es considerado como una forma de maltrato infantil, que puede provocar un sangrado en el cerebro que podría ocasionar retraso del desarrollo, retardo mental, ceguera, lesiones cerebrales e incluso, la muerte.
Todas las personas somos seres frágiles, y especialmente los menores. Nuestro cerebro flota dentro del líquido cefalorraquídeo y con movimientos bruscos se aplasta contra las cavidades del cráneo. Los golpes en la cabeza son transmitidos y repercuten en la masa encefálica. Los boxeadores, por ejemplo, sufren daños irreparables que se manifiestan en forma de invalidez, ceguera, sordera y otras dificultades del habla, como el caso del famoso campeón mundial Cassius Clay (Mohamad Ali).
No permitamos jamás que se sacuda enérgicamente a un niño, porque el traumatismo cerebral interno sería semejante al que nos produciría un gigante de seis metros de altura que nos agitase así. La contusión o la hemorragia cerebral es una forma de lesión severa que puede conducir a la muerte o a un daño sensorial o cognitivo permanente.
Mikel Agirregabiria Agirre
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