Esta noche escribo cansado. Quizá no debiera obligarme a hacer este “oficio” de tinieblas, cuando lo más adecuado es dormir y descansar. Pero, por un momento, necesito escribir dos líneas para que, mi diario, no se duerma antes que yo.
Hay mucha intensidad en medio de todo cuanto sabemos del mundo. Si tuviera que quedarme con una sola idea…creo que podría sobrevivir con la esperanza de no abandonar la sonrisa. Las intensidades de los actos humanos me llevan a pensar en el valor efímero de algunos actos: morir, no es ninguna gloria… Aprender a morir…es dar sentido a las pequeñas cosas, y a la vida misma.
Tenía 17 años y quiso atravesar la autopista.