No hay dioses, no hay dios, no hay tiempo.

Rezaba en la escuela en los meses de mayo.
La maestra absorta dejaba los ramos
de margaritas o claveles o flores robadas,
sobre un altar de caja de cartón forrada.
Dios está presente, y lloraba.
Dios nos mira y es hombre
y callaba. No tuvo la maestra ni hombre
ni nada. Su dios de cartón en mayo la consolaba.
a mi se me fue volando ese dios que hablaba,
que miraba a todos, que nos aoscultaba.
A mi se marchó y no vino. Se hizo de nada.
La maestra, en Mayo, de dios se llenaba,
como una vírgen pura,
como una mañana.
Hoy no tengo tiempo de dioses,
ni cajas, ni cartón, ni madera,
ni lata…
no tengo tiempo para robar flores
ni orquestar orgías de oraciónes falsas.

Un comentario sobre “No hay dioses, no hay dios, no hay tiempo.”

  1. Es muy profundo, compañero, muy profundo. Es un poema lleno de filosofía introducida en el mismo sentir de lo vital. Me gusta como escribes y describes. Ese dios que hablaba se fue volando… quizás porque los dioses voladores sean la más primordial de nuestras naturalezas humanas.

Deja una respuesta