Fin del martes 13. Al atardecer he decidido ir a pasear hasta la Plaza de las Palomas y no he visto ninguna clase de “bronca” callejera. Todos parecían haberse aliado para pasarlo bien. Hasta la polución atmosférica ha desaparecido y no se le ha roto ningún espejo a nadie (por aquí no hay por otro lado “kale borroca” y todos los espejos de los grandes almacenes siguen intactos) con lo cual nos aseguramos alguna semana más sin desgracias. En la tertulia del “Paquito” los del Barcelona (no me gusta decir Barsa porque suena a guasa) y los del Madrid han estado tranquilos jugando a las cartas entre sí; los del Betis no han insultado a los del Sevilla y viceversa (nadie ha echado “mal de ojo” a nadie) mientras los del Atleti parecen sonreír más que nunca y hasta el del Nastic (Jaume, un nativo de Tarragona) no se preocupó de que su equipo esté condenado a bajar a Segunda ya que la única conversación que sostuvo fue sobre “
lo buena que está la Miss Murcia de este año”… que resulta que es de Águilas, pueblo que conozco de mis infancias (cuando hice amistad con Teresa Rabal, la hija del famoso actor Paco Rabal ya fallecido). Por cierto, Paco Rabal, como buen actor, no podía ver ni en pintura el color amarillo… pero eso era sólo cosa de Teatro… porque a la hora de la verdad le gustaba mucho el color amarillo-amarillo de la yema de los huevos fritos (de gallina por supuesto).
En realidad, el actual 13 y martes está pasando inadvertido para los del Apocalipsis (Now y Nonow todos incluídos) pues nadie ha profetizado que hoy se va a acabar el mundo. Y es que el mundo nunca se sabe si acabará un 13 o un 12 o un 14 o vaya usted a saber qué día de que mes y de qué año o de qué milenio. Pitágoras, el filósofo de los números matemáticos (o quizás “más temáticos”) nunca lo supo adivinar y Nostradamus está tan “pasado de moda” que ya Nostra-la-damus a la pizzería Acuarios para tomarnos unas “caprichosas” para celebrar el fin de día. Por el camino no se nos ha cruzado ningún gato negro (noche blanca ésta de Alcantarilla) y el pan no nos lo han servido ni boca arriba ni boca abajo porque ha sido una especie de barritas de tipo cilíndrico (algo así como “colines”) que rodaban de esquina a esquina a lo tipo marea de los Hermanos Marx (porque el martes 13 nos está pareciendo cosa marxiana o sea de risa).
Hoy, por ser día tan señalado, en vez de contar hasta 10 antes de decir lo que pienso he contado hasta 13 y ¡he aquí el resultado!: “Pienso que no sé si existo luego quizás es que sólo sé que posiblemente no sepa nada” (que es una mezcla bastante chapucera, con arreglos made in hongkong, de entre Descartes y Sócrates o algo así como las verdades de Perogrullo que a la mano cerrada la llamaba puño). Por cierto… ¿existió en realidad ese tal Perogrullo?.
Aunque sea salirse un poco del 13 y entrar en el 1001 de los cuentos literarios es bueno saber que no puede saberse. Muchos dicen que es un personaje ficticio; pero otros muchos dicen que fue un tal Pedro Grullo –asturiano para más señas- conocido en muchas coplas castellanas de la Edad Media, citado muchas veces por Francisco de Quevedo (que lo incrustaba entre las líneas de su prosa más mordaz) y también por López de Úbeda en “La pícara Justina” y por Cervantes que lo pone en boca de Sancho Panza, el cual lo adora como profeta. Bueno. En realidad hoy es 13 martes y no día de investigaciones así que mejor esa tarea la dejamos para el 14 miércoles o para el próximo año bisiesto si es que el próximo año bisiesto también tiene un 13 y martes en su calendario.
Al final me volví a encontrar con la vendedora de lotería y me dijo que le había ido muy bien el día y que por favor le regalara la moneda de un céntimo que le había yo pedido que me la guardara hasta el final del día, ya que … ¡le había traído suerte!… ¡y nada menos que un 13 y martes!. Accedo gustoso a tal regalo.
13 y martes… ni te cases ni te embarques… ni de tu casa te apartes… a no ser que estés locamente enamorado, seas un valiente aventurero o no tengas ninguna clase de celos enfermizos… porque en tales casos no lo pienses dos veces ni tres ni tan siquiera trece y tira para adelante sin deducir si hoy es 13 o 31 (todo depende del lugar en que estés observando las cifras). En realidad, y fuera de bromas, en el día 13 (y martes para mayor jolgorio) pueden pasar las mismas cosas que el día 6 o el día 24 por ejemplo (sean martes o incluso hasta domingos o festivos). Buenas cosas, malas cosas y hasta solamente regulares cosas.
Entro en el Vorem y no me olvido de mirar el pensamiento. Es de Hill Watterson y dice así: “A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros”. Y menos en un día tan temido como el de hoy (13 y martes) pienso yo antes de comenzar a escribir…
!Ja,ja,ja,ja,ja!. !Vaya martes 13 más “jolgórico” que has vivido y me has hecho vivir. Gracias, Diesel, por hacerme reir con un humor tan fino e inteligente que intenta, con total éxito, hacer pensar sobre la necedad de creer en supersticiones. La vida es bella cuando la vivimos tal como nos llega y sacamos lo mejor de sus esencia. Que para cantar lo malo y trágico de la existencia ya están los “doctores” de la pluma que escriben en los lugares oficiales… como sepultureros del alma. Aquí en vorem cada cual eshibe su alma viva y no muerta, pero desde luego tu martes 13 ya ha quedado para mí como algo imborrable por el buen día que me has hecho pasar. !Besos!.
Precioso ahondamiento en un tema tomando la ironía humor´sitica para decir grandes relfexiones que hacen meditar. Yo mno creo en las supersticones pero si creyese en ellas dejaría de hacerlo tras leer una verdadera lección de claridad (llena de humor por cierto para hacerla más entendible) que abre los ojos a cualquiera. Muy buenas tus arguemntaciones.