Noches de bohemia con luna menguante (Teatro) -6-

Escena Sexta.

Personajes.- Carlos, Un transeunte, Luis, Un guardia.

Escenario.- Noche cerrada. Jardín de Atenas de la calle Segovia, en Madrid. Carlos y Luis están caminando de un lado a otro. Al fondo del escenario, y colgada del techo, hay una luna menguante.

Carlos.- ¡Canallas! ¡Asalariados! ¡Cobardes!
Un transeunte.- ¿Se está dirigiendo a mí?
Carlos.- ¡Esbirro!

(El transeunte sale corriendo a toda velocidad)

Luis.- ¡Buena noche tenga usted, ciudadano de décima categoría!
Carlos.- ¡Y no sólo eso, no sólo eso, Luis, no sólo eso!
Luis.- ¡Cuenta, cuenta, cuenta!
Carlos.- ¿Qué te parece como compañero?
Luis.- ¡Ese es un paria!
Carlos.- ¡Catalanista tenía que ser! ¡Es seguidor del Barcelona habiendo nacido y estando viviendo en Madrid! ¡Es la vergüenza de la vergüenza!
Luis.- ¡En todas partes cuecen habas, Carlos!
Carlos.- ¡Es un paria! ¡Te digo yo, Luis, que ese tal Javier Castillejo es un paria!
Luis.- ¡Tiene menos luces que un suburbio!
Carlos.- ¿Tú eres anarquista, Luis?
Luis.- ¿Por favor, Carlos! ¡Yo respeto las leyes!
Carlos.- ¿También las leyes de la Iglesia?
Luis.- ¡Esas más que las otras! ¡Mi tío jesuíta está feliz conmigo!
Carlos.- ¡Qué horrible servidumbre!
Luis.- ¿Tú te crees proletario, Carlos?
Carlos.- ¡Por lo menos sueño con serlo algún día!
Luis.- ¡Qué pocas luces que tienes, Carlos! ¿Cómo se te ocurre querer regresar a la Edad Media?
Carlos.- ¡Porque estoy harto de los banqueros!
Luis.- ¿Pero no eres de los que trabajan para ellos? ¡Buenos sueldos que ganas cada mes, pillín, bribón, burguesito!
Carlos.- ¡Se merecen la guillotina!
Luis.- ¡No basta con la guillotina! ¡El Barcelona tiene mucha Historia!
Carlos.- ¡El Barcelona no es el Madrid!
Luis.- ¡Ni el Madrid es el Barcelona!
Carlos.- ¿Ya estás otra vez borracho, Luis?
Luis.- ¿No crees que todos los obreros deberían ser, sin ninguna excepción, del Atleti?
Carlos.- ¡Los obreros se creen demasiado importantes!
Luis.- ¡Como me llamo Luis que pienso decírselo al Señor Presidente de España enviándole todo un estudio riguroso de lo que deberían ganar los obreros y la gente de la Banca para pasar hambre y que no se las den de tan importantes! ¡Las clases son las clases y yo, aunque no he acabado ni el Bachillerato Medio, tengo mucha clase! ¡Por eso las chavalas dicen de mì que de casta le viene al galgo y de tal palo tal astilla y genio y figura hasta la sepultura y menos da una piedra y la ignorancia es atrevida!
Carlos.- ¡Eso es! ¡Zúrranos de lo lindo a todos los obreros y a todos los bancarios enviando ese informe al Presidente del Gobierno de España para que pasemos hambre! ¡Gracias Luis!¡Con tu inestimable ayuda podré ser algún día un simple y pobrísimo proletario para poder ser coherente con lo mal que pienso a pesar de lo bien que vivo!
Luis.- ¡En ello estoy, Carlos, en ello estoy!
Carlos.- ¡Y en última instancia, si no responde el Señor Presidente de España, envíalo al Tribunal de La Haya o, por lo menos, al Tribunal de las Aguas de Valencia! ¡Pero envíalo pronto, Luis! ¡No eres más tonto porque más tonto ya es imposible serlo!
Luis.- ¡Acabando con los obreros acabamos con las barcelonistas nacidos y residentes en Madrid!
Carlos.- ¡No me opongo a eso! ¡Viva el Real Madrid! ¡Alea jacta est! ¡Dame la mano, amigo!
Luis.- No puedo. Estoy muy apenado.
Carlos.- ¿Qué te pasa, Luis? ¿Otra vez con la depre?
Luis.- ¡Treinta años llevo sin poder olvidarla!
Carlos.- ¿No te parecen ya demasiado treinta años pensando siempre en la misma?
Luis.- ¡Me rebelo, me rebelo y me rebelo contra el Duranguesado entero!
Carlos.- ¿Pero se puede saber qué te pasa y qué es lo que te pesa?
Luis.- ¡Que se divierten todos a mi costa por no poder olvidarla!
Carlos.- ¡Bárbaros! ¡Son todos unos bárbaros!
Luis.- ¡Hay que conocerlos muy bien, Carlos!
Carlos.- ¡Canallas! ¿Y esos son los que protestan contra la Leyenda Negra?
Luis.- ¿Qué chorrada estás diciendo ahora, Carlos?
Carlos.- ¡La barbarie ibérica es única en la Historia!
Luis.- ¿Tú también estás con la depre?
Carlos.- ¡Todos! ¡Todos los proletarios empleados de Banca estamos con la depre!
Luis.- ¿Dónde se habrá metido el poeta Pepe? ¡Hace años que no le veo! ¡Ese sí que es feliz!

(Aparece, de repente, un guardia)

Un guardia.- ¿No pueden ustedes dos pasear sin ir dando tantos gritos?
Luis.- ¡Es que se nos calienta la sangre!
Un guardia.- Pues bajen la voz o les caliento yo la cabeza.

(El guardia se va)

Luis.- Creo que lo ha dicho en serio…
Carlos.- Es horrible, horrible, horrible…
Luis.- ¿Qué es horrible?
Carlos.- Tener que volver mañana al Banco.
Luis.- Da impotencia y da rabia. ¡Abracémonos, hermano!

(Se abrazan fuertemente y los dos y se dan besos en la cara)

SE BAJA EL TELÓN.

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